REPORTAJE A JOSÉ GOBELLO
EL FILÓLOGO DE BUENOS AIRES
Por Mario Valdéz y Pablo Taboada
En exclusiva para esta página
La trayectoria del maestro José Gobello, como filólogo del porteñismo, periodista y hombre de letras no necesita demasiada presentación: basta recordar que el propio Jorge Luis Borges lo daba como uno de los máximos referentes en materia lunfarda. El gran escritor argentino le endilgaba inclusive el mérito de ser una especie de propulsor del género. Más allá del sentido borgeano acerca de la posibilidad y de la autenticidad del lunfardo como lenguaje espontáneo, no cabe ninguna duda, de que ha sido José Gobello, quien ha contribuido de manera notoria a la difusión, estudio y enseñanza de nuestro lunfardo, como un idioma con peculiaridad especial digno de la mayor atención filológica. Sus viajes a varias universidades extranjeras, y su colaboración con eminentes etimólogos de fuste, prueban sobradamente su talento, además de una cantidad nada despreciable de libros ineludibles en el campo del lunfardismo.
Fundador y Presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, Gobello nos recibe en su condición de tal, en la sede que dicha institución posee en la calle Estados Unidos y nos permite conocer su vida en una charla amena refrendada por un libro elocuente donde sus memorias lucen a la orden del día. El periodista Marcelo Héctor Olivieri, principal colaborador de Gobello, publicó en el año 2002, un extenso reportaje al maestro intitulado: “José Gobello, sus escritos, sus ideas, sus amores”. En la obra mencionada, puede reseñarse toda la trayectoria cultural de Gobello sin ningún tipo de cortapisas: su infancia y vida privada, su acercamiento a las letras, su ingreso al mundo del periodismo, sus viajes y conferencias, su paso por la política, su diputación en los tiempos de Perón y su posterior presidio político en el año 1955, se dan a conocer con soberana franqueza.
Pero la dilatada carrera de Gobello, ha tenido además de su itinerante afán por el periodismo, el gremialismo de su profesión de cronista o la política, el mérito intelectual de trascender en su noble labor de escritor e investigador de cuestiones lunfardas. Y de allí dos grandes pasiones que se coligen en su obra: Buenos Aires y el tango.
Como hombre de letras en aquella dorada época de bohemios e intelectuales de nota, el maestro Gobello se desenvolvió con natural comodidad, frecuentando de igual a igual a tantas eminencias del arte y la vida pública: su amistad con el genial Sebastián Piana delata su innegable acento tanguero. Sus diccionarios de lunfardo siguen estando al alcance de los estudiantes y también de los estudiosos. Su primer trabajo en la materia fue el “Breve diccionario lunfardo“, escrito en colaboración con el poeta Luciano Payet. Luego vino desde la editora de Peña Lillo el “Diccionario Lunfardo” (1975) y ampliados con el correr de los años fueron apareciendo: “Nuevo diccionario lunfardo”, “Vocabulario ideológico del lunfardo” y “Diccionario de voces extranjeras usadas en Argentina”. No se declara filólogo -aunque de hecho lo es-, ni lingüista ni lexicólogo, sino periodista y lexicógrafo.
Aprovechando sus inmensos conocimientos sobre lunfardo, nos acercamos a consultarle algunas dudas para nuestra sección pertinente en investigación tango.com. La conversación se inició con el recuerdo de las relaciones deparadas por los cruces entre teatro y tango: el olvidado cantor Fernando Nunziatta, los actores Vittone, Muñiz, Marcos Caplán, Pepe Arias, el tango “Dicen que dicen” de Delfino y Ballestero. En ese clima dimos inicio a la entrevista:
-¿Cuál fue el período que la letrística popular le aportó mayores giros y expresiones al lenguaje lunfardo argentino?
- La década del veinte con Contursi. Pascual Contursi “inventó” el tango. Pero hace un rato me han hecho fuera de micrófono una pregunta mucho más comprometida acerca de si el tango ha muerto. En su estructura básica conocida, sí. El canto del cisne fue “La última curda”. El súmmum ha sido “Recuerdos de bohemia” en la versión de Aníbal Troilo. A partir de allí se debe discutir que es un tango o que no es ya un tango.”
-¿El lunfardo es un invento de algunos autores y de allí pasó al lenguaje popular o fue una gesta del lenguaje popular donde abrevaron Contursi y Vacarezza?
-Que inteligente pregunta. Con el lunfardo paso lo mismo que análogamente pasó con el gauchesco. Los gauchos no hablaban como “Martín Fierro”. Utilizaban alguna palabras. Hilario Ascasubi que tenía que escribir para gauchos inventó el lenguaje gauchesco con una base léxica auténtica y formal, pero el resto fue una lengua creada por él. Con el tango lunfardo pasó exactamente lo mismo. Borges decía que tenía la impresión de que el lunfardo no existía. Que era un invento de Vacarezza (acotamos que luego agregó de Gobello). No busquemos el origen del lunfardo en la cárcel, sino en la inmigración. En 1953, publiqué con muy pocos elementos un primer librito donde intenté sistematizar las etimologías lunfardas y allí escribí que el lenguaje era más bien hijo de la inmigración y no del presidio.
-Usted conoció a mucha gente del tango y del ambiente de las letras. ¿Sacó partido de todo ese mundo para sus investigaciones.
-En realidad no. Lo tuve siempre cerca a Carlitos García y nunca lo aproveché. Algo más hice con Delfino. Le preguntaba ¿Quién era Linning (por Samuel, autor teatral y letrista de “Milonguita”, “Melenita de oro” y otros tangos). Delfino me llevó a lo de Sebastián Piana del que me hice muy amigo. Conocí a mucha gente que hizo la cosa. Sin embargo me daba vergüenza entrevistarlos a fondo. En la década del cuarenta me vinculé a la revista de Sopena, “Aquí está”, donde Horacio Estol, el gran periodista publicó muchos artículos sobre tango, entre ellos la vida de Delfino. Allí publiqué mis primeros artículos sobre lunfardo.
-Cuando empezó a investigar el tema del lunfardo, usted estaba sólo con su inquietud, o en el ambiente del tango había gente que se preocupaba por investigar sobre el tema?
-Los conocí tarde. Empecé porque tenía vocación literaria, cuando era muy chico. Aprendí latín al que todavía cultivo. Mi madre me enseñó a descubrir a Gardel. Escuchaba una audición en la radio “La voz del Aire”, que se llamaba “Desfile de ases”, donde se enteraba uno de las novedades. Mi primer descubrimiento canoro, se llamó Alberto Gómez. ¡Que bien cantaba!. Así nací al tango a eso de los quince o dieciséis años. Con el lunfardo, aprendí de entrada con algunas etimologías que publicaba la revista “Antena”. Desde allí comencé a buscar elementos para investigar hasta que llegué a publicar mis primeras notas sobre el tema en el semanario “Aquí está”. Arranqué de cero, estaba solo y con pocos elementos. Hasta era difícil encontar un diccionario napolitano.
Luego de publicados "Lunfardía" y los primeros diccionarios lunfardos fue llamado por la Universidad de Florencia para trabajar con Meo Zilio y con Migliorini. En realidad, en Buenos Aires, tuvo que arrancar casi de la nada. Con el tiempo se acercaron otros interesados, entre los cuales se destacaba nada menos que Nicolás Olivari.
-En el lunfardo respiraron todos. Yo diría que Enrique Santos Discépolo fue un Contursi con dimensión universal, como De Caro fue un Arolas con dimensión universal. Lamentablemente yo tuve que arrancar solo. Nadie se preocupaba, agrega el maestro.
-¿Villoldo, Alfredo Gobbi padre o Eugenio López eran autores lunfardos, o eran promotores de un proto-lunfardo?
-Proto-lunfardo. El que inventa todo es Contursi.
-¿La impronta artística al lunfardo, entonces, es exclusiva obra de Contursi?
-Si, no tenga duda. Además Contursi no era ningún tonto. Lugones y Borges escribieron sobre él. Pero Lugones lo hizo cuando Pascual vivía y Borges lo defendió en la polémica que mantuvo con Américo Castro. Contursi introduce la letra del tango con el amor y el dolor. Eso no estaba en la temática de Villoldo. A nivel letrística no escribió tangos., aunque si lo hizo musicalmente.
-¿Después de Contursi, hubo otros aportes o fue todo mera repetición contursiana?
-Hubo aportes indudables como lo muestra el ejemplo de Celedonio Flores o José González Castillo.
-¿A González Castillo lo considera un poeta o escritor lunfardo?
-No. Pero estaba compenetrado de ello. Era un poeta con aires lunfardos. “Silbando” u “Organito de la tarde”, lo demuestran. Como decir que esos tangos no tienen palabras lunfardas. Joaquín Gómez Bas decía que el lunfardo es un aire, que sabemos respirar nosotros. No toda la gente lo puede percibir
-¿Es una metafísica tanguera?
-Sí. La gran revolución letrística la hace Homero Manzi con “Viejo ciego”, con el mejor estilo de Evaristo Carriego.
-¿Todos estuvieron en aquella época influenciados por Carriego y Rubén Darío?
-Si, claro. Todos los hombres del teatro escribieron tangos con aires lunfardos para sus obras.
-¿En la década del cuarenta, hubo aportes novedosos para el lunfardo o ya era una réplica del período inmediato anterior?
-Homero Expósito fue un gran poeta. En el tango hay una época pre-constursiana y otra post-contursiana y fue la primera gran revolución en la letrística del tango; Contursi hizo del dolor objeto estético del tango lunfardo. Luego, la otra revolución la hizo Homero Manzi, quien aportó lo suyo. También hubo otros genios olvidados como Adolfo Herschel con esa joya que se llamó “Pobre gallo bataráz”.
-¿Maestro, acaba de encontrar algunos tangos navales dedicados a los acorazados argentinos?
-Si, hemos trabajado en eso con Mario Valdéz. He rescatado algunos tangos dedicados a viejos barcos de guerra argentinos.
-El tango y el lunfardo del veinte al cuarenta puede graficarse como un hombre que va caminando por la calle y la sombra que lo sigue. Muerto el tango esencial, ¿El lunfardo muere también o es posible que subsista independientemente del tango?
-No, el lunfardo sigue. El que sabe mucho del lunfardo actual es Marcelo Oliveri. Yo investigo hasta la década del cuarenta.
- ¿De sus colaboradores a quines recuerda con mayor simpatía?
-A todos. Oliveri es joven e ingresó en un momento propicio. Hace muchas cosas y va a sacar esto adelante. Estoy muy contento con Oliveri.
-¿Sigue investigando?
-Sigo algún dato que me interesa, como ahora Nunziatta o Eduardo Bianco. Quiero agregar que en el país del tango no he escuchado en audiciones de radio grabaciones de Eduardo Bianco.
-Dos grandes nombres de tango y del lunfardo: Julián Centeya y Edmundo Rivero ¿Qué significan para usted?
- Julián Centeya fue un genio, un gran talento literario, de los más grandes creadores poéticos. Su poética no morirá nunca. En cuanto a Rivero recuerdo una frase que me dijo sobre Alfredo Marino: ¡Que lindo que el autor de “El ciruja”, haya sido todo un caballero!.
- ¿Tiene algún poeta lunfardo preferido que sobresalga del resto?
-En este momento Roberto Selles, todo lo convierte en verso y poesía; y de los históricos, Julián Centeya.
El maestro Gobello ha dado cátedra sobre su gran pasión y nosotros nos sentimos muy a gusto con sus enunciados. Queremos agregar que nuestro entrevistado de lujo, ha publicado también algunos libros sobre tango como "Breve historia crítica del tango" y "Conversando tango". También recordar su paso por tantas audiciones radiales y televisivas como comentarista de tango y lunfardo: desde las transmisiones de radio Mitre en 1973 hasta los programas de Bergara Leumann, Gobello ha estado siempre presente en nuestra cultura tangófila.
Amigo de Rosita Quiroga, José Barcia, Sebastián Piana, Juan Carlos Marambio Catán y Roberto Maida, entre otras figuras rutilantes de nuestro cancionero, dijo en sus memorias estas bellas palabras: "un tanguero es alguién que vive en clave de tango, aquello que Celedonio Flores llamó el modo de ver y filosofar y Ortega y Gasset habría llamado "cosmovisión". El maestro Gobello es justamente eso, un intelectual del tango y un especialista internacional de un lenguaje esencialmente tanguístico.
En la próxima entrega de nuestra querida Sección Lunfardo, continuaremos charlando con uno de sus más destacados discípulos, el periodista Marcelo Oliveri.
Hasta pronto