AGUSTIN MAGALDI EN ANÉCDOTAS
Por Gustavo López Caballón
1.- UN RECUERDO DE OSCAR ALONSO
El gran cantor Oscar Alonso supo contar alguna vez que una noche estando en el Dock Sud, jugando clandestinamente en un club de la zona junto a varios amigos, entre los que se encontraba Agustin Magaldi, tuvieron un incidente policial.
En un momento dado llegó la policía y se llevaron a todos presos. Una vez ya en dicha seccional comenzaron con la identificación de rigor (debemos tener en cuenta que eso fue de madrugada), y al identificar a Magaldi, uno de los policías llamó al comisario -que por supuesto estaba durmiendo- y le comentó lo sucedido. Le avisó que entre los presos estaba nada mas y nada menos que Magaldi, por lo que el comisario muy enojado con el agente, en palabras mas o menos así le dijo: “Ustedes están locos, como van a traer preso a Magaldi, llevenló enseguida a mi despacho".
Una vez presente Agustín ante el comisario, éste le pidió disculpas por el incidente y le dijo que todo fue un error y que el cantor quedaba en libertad. Pero Magaldi le dijo: “Muy bien señor comisario, no hay problema y le repreguntó ¿Qué va a suceder con los otros muchachos?.
-Comisario: “No, los otros van a quedar detenidos".
-Magaldi: "Ah!, no señor, acá nos trajeron a todos juntos y nos iremos todos juntos o sino yo también me quedo".
Fue así que tuvieron que dejar a todos los compañeros de jerga en libertad. Alonso solía recordar: “menos mal que estaba Don Agustín, sino vaya uno a saber hasta cuando hubiésemos estado detenidos”.
2.- OTROS RECUERDOS DE DIEGO CENTENO
Recordaba Don Diego Centeno, guitarrista y mejor amigo de Magaldi: ¨Bien es sabido los problemas que Agustín tenia con su-ex esposa luego de la separación tumultuosa que tuvo. Tan es asi que una noche, luego de una actuación en un cine de Flores, cuando Magaldi fue a cobrar por el espectáculo, se encontró con su antigua mujer junto con su abogado, quienes le habían retirado toda la recaudación del evento, teniendo el cantor que regresar a pie a su domicilio y comiendo castañas, ya que no tenía dinero ni para tomar un colectivo¨.
También contaba Centeno con respecto a las actuaciones en radio: ¨Agustín la mayoría de las veces nos acompañaba en las introducciones y ponía tanto ímpetu en tocar la guitarra, porque todo lo que hacia, lo hacia con el alma y el corazón y ese entusiasmo nos contagiaba a nosotros. Entonces yo le pedía a los técnicos de sonido de las radios que mientras Agustín no cantara, le bajaran el volumen al micrófono que tomaba la guitarra de Agustín, para que nos tapara a nosotros¨. Esto se puede apreciar en alguna de las grabaciones radiales existentes de Magaldi
3.- OPINIONES DEL PROPIO MAGALDI
Esto opinaba Agustín con respecto a los cantores nuevos que iban apareciendo paulatinamente.
Preguntaba el periodista: -¿No pensó nunca que la aparición de tantos artistas de la misma cuerda pudieran atentar contra su popularidad?
-Agustín: "No, nunca he pensado en tal cosa, me alegro que el número de cantores aumente. Todo el mundo tiene derecho a vivir, a soñar, a levantar vuelo. Solo un egoísta puede pensar de otra manera. Yo sigo mi camino. ¿Por qué entonces me habría de molestar, que otros sigan el suyo?
-Periodista: -¿Usted tiene muchos amigos, verdad?.
-Agustín: "Creo, elegantemente, en la amistad. Claro que a veces se reciben desengaños, pero éstos no hacen mas que demostrar que estoy en lo cierto. Los desengaños son las excepciones que confirman que aquellas existen como regla permanente y definitiva".
4.- LA GENEROSIDAD DEL CANTOR. TESTIMONIO DE ANTONIO TELLO
La generosidad de Magaldi se había hecho tradicional y quienes lo conocían y se encontraban en situación problemática, no vacilaban en recurrir a él, seguros de que habrían de encontrar siempre eco favorable en la inagotable bondad del gran cantor.
Cuando salía de su casa de la calle Yerbal, casi siempre lo esperaban personas que lo habían conocido de manera circunstancial y se les aproximaban para solicitar su ayuda. Agustín jamás dijo que no. El trataba de complacer a todos y nunca se negó a colaborar para aliviar la desgracia del prójimo. Alguien le dijo alguna vez que se había convertido en un paño de lágrimas y Magaldi rechazó esa denominación, limitándose a expresar que cumplía únicamente con un deber de humanidad: UM HOMBRE QUE NO HACE UN FAVOR, NO JUSTIFICA SU PASO POR LA VIDA.
Con respecto a estas actitudes, su medio hermano Antonio Tello recordaba que tenía la orden de Agustín de que ante la llegada de la primera semana de cada mes, debía tener el automóvil preparado y unos quince sobres con dinero dentro de ellos, a efectos de salir a entregarlos en los domicilios de las personas correspondientes que solicitaban su ayuda por medio de cartas, ya sea enviadas a su domicilio particular o bien receptadas en la radio.
Cierta noche, como tenia de costumbre, se encontraba Magaldi junto a otros amigos en ¨La Cosechera¨, situada en Rivadavia y Callao. Esa tarde había estado en el hipódromo y la suerte no lo había acompañado. Estaban comentando las incidencias de las carreras cuando de pronto, llegó muy nervioso y preocupado un conocido compositor de música de cierto renombre, muy amigo de Magaldi. Aunque hablaron en voz baja, los amigos escucharon que el músico necesitaba con urgencia cuatrocientos pesos. El cantor le explicó que regresaba del hipódromo con lo justo. Pero aquel insistió alegando un asunto de familia y habló de un hijo. Agustín se incorporó rápidamente y lo invitó que lo siguiera hasta la caja del local. Allí cambió unas palabras con el cajero, quien tras oir al gran cantor, le entregó sonriente y atento, la suma requerida que pasó inmediatamente a manos del compositor.
Continuará...
