MURIÓ MARIO NACHÓN
EL MÁXIMO COLECCIONISTA DE LIBERTAD LAMARQUE
Por Pablo Taboada
Entre las malas noticias que nos ha deparado el año 2020 debemos sumar la pérdida de un gran amigo del universo tanguero. Me refiero a la muerte acaecida del querido amigo Mario Nachón.
Si bien Mario falleció en el mes de agosto del año pasado, fue hace poco que me he enterado de la triste novedad. El amigo Fabio Cernuda me confirmó la noticia y efectivamente los colegas del portal especializado en Libertad Lamarque “unsiglodelibertad.blogspot” publicó la información.
Mario Nachón fue no solamente el coleccionista más versado sobre Libertad Lamarque, sino que además fue uno de los mejores amigos del círculo íntimo de la gran diva. Un detalle marca la relación que tuvieron ambos: en el libro de memorias de Libertad, entre las fotos que ella eligió para editar, puso una cuyo epígrafe decía “mis amigos”, y entre los pocas amistades selectas de la novia de América que aparecían en susodicha fotografía, se encontraba la de Mario, quién era uno de los allegados íntimos que tuvieron ese enorme privilegio.
Mario Nachón nunca integró ninguno de los clubes de admiradores que Libertad tenía en la Argentina o el extranjero, pero siempre colaboró con ellos y ofreció su material para organizar muchos homenajes y festivales de tango donde se agasajaba a la señora, como él le llamaba a la gran cancionista.
En su actividad pública de coleccionista fue difusor radial de la obra de Libertad en las viejas audiciones de radio de Mochín Marafiotti y cedió sus discos de 78 rpm a las viejas grabadoras para que se reeditara la obra de Libertad en los antiguos discos de vinilo de inmejorable sonido. Mario se caracterizaba por tener sus discos en perfecto estado de conservación y era un fanático de la perfección sonora. También supo escribir artículos de Libertad para diarios y revistas de tango y de cine, tanto argentinas como extranjeras.
Todos los coleccionistas de Libertad Lamarque dispersos por el mundo consultaban permanentemente a Mario Nachón e intercambiaban datos y material con él. Recuerdo que gente de Uruguay, Chile, Colombia, Venezuela, México y España lo tenían como referente. Él también visitó varios de esos países en tren de aventuras tangueras y participó de eventos importantes. Mario viajaba para difundir el material de Libertad y otros tangueros, pero también para adquirir nuevos discos, películas o fotografías que incrementaban asiduamente su colección.
Mario tuvo miles de discos. En principio de 78 rpm. Luego se fue desprendiendo de ellos (salvo los de Libertad y algunos de otras orquestas que atesoraba con pasión, ya que eran sus predilectas como los casos de Fresedo y Di Sarli), y fue convirtiéndose en un gran recopilador de vinilos. La cantidad de discos de larga duración que llegó a obtener debía contarse por miles. También tenía muchísimas fotos originales y copias de Libertad, como todas sus películas y muchas otras cintas del cine clásico internacional que admiraba.
Mario había nacido en Buenos Aires en el año 1928. Yo tuve la suerte de conocerlo y de tratarlo con bastante asiduidad entre 1995 y 2010 de manera personal. Luego de esa fecha no lo vi muchas veces pero en cambio mantuve con él trato telefónico. Mario salía poco de su casa y el ambiente del coleccionismo había mermado. Ya no se hacían reuniones como antaño, por las cafés cercanos a SADAIC. Solía verlo una o dos veces al año en los cumpleaños o festivales que seguía organizando Don Antonio D’Agostino, gran amigo de ambos. Pero el cariño y la confianza con Mario se mantuvieron inalterables.
La última vez que hablé con él fue en el año 2019. “Tengo discos de Tino Rossi repetidos para regalarte” me había dicho. No se dio el encuentro, apareció el covid y ya no hubo retorno.
Cuando conocí a Mario Nachón él tenía 67 años y yo apenas 16. Sin perjuicio de ello, me extendió su confianza a primera vista. Lo ví por vez primera en el Café Olimpia – continuador de las tertulias tangueras del Águila- de la calle Lavalle entre Paraná y Montevideo. Me lo presentaron Antonio D’Agostino, Jorge Barba y Héctor Blotta, a quienes había conocido poco antes por intermedio de Juan Ayala, mi gran mentor en el tango. En esas mesas se juntaban además: el mencionado Ayala, Bruno Cespi, Héctor Lucci, Osvaldo Firpo, Nicolita Stranjef, Nicolás Lefvocich, Hugo Lamas, el pianista Mario Valdéz, Ricardo Wenker, Juan Ángel Russo, Néstor Larco, Carlos Verduri, el letrista Isuzu, el violinista Nito Farace, el hijo de Enrique Maciel, Héctor Maciel, el cantor Ángel Cárdenas –amigo de Barba y de Blotta-, Enzo Valentino y muchos otros amigos todavía presentes como Fabio Cernuda, Carlos Puente, Eduardo Visconti y Roberto González.
Dentro del círculo de afinidades de los subgrupos que siempre se generan tuve la suerte de poder filtrarme en el grupo Barba-Nachón, inseparables amigos. Barba fue durante décadas el musicalizador de Radio El Mundo y Mario era el máximo PALADAR NEGRO del coleccionismo.
En efecto, ambos sabían mucho de música, además de saber de tango. Abarcaban todos los géneros musicales previos al rock y al pop y tenían apreciación musical y sentido estético. Las conversaciones con ellos eran muy amenas y se aprendía mucho. Ya Juan Ayala me había abierto el oído a los grandes baluartes del siglo XX de otros géneros como el jazz y sobre todo la música culta y la lírica.
Casualmente Mario Nachón era un exquisito conocedor de las voces más salientes del siglo XX. Con él aprendí a valorar mucho más todavía a cantantes como Silvio Caldas, Francisco Alves, María Callas, Carlo Buti y por encima de ellos: Tino Rossi. Nachón tenía debilidad por este gran cantante corso. Siempre me obsequió material de Tino y me contó una historia que merece destacarse.
Fue Mario quien hurgando como coleccionista encontró los discos de prueba no editados comercialmente que Tino Rossi grabó en la Argentina con la orquesta del maestro Francisco Canaro. En una ocasión viajó a París con la expresa intención de poner en conocimiento de los franceses las versiones desconocidas. El Club de Admiradores de Tino Rossi en Francia tenía contacto con Mario y sabía del hallazgo. Mario se entrevistó en la Ciudad Luz con el presidente del club. Éste, emocionado por los discos inéditos puestos a disposición llamó por teléfono al propio Tino Rossi. “Un coleccionista de la Argentina consiguió tus discos inéditos con Canaro y trae gentilmente las grabaciones en prueba de admiración”. Tino le respondió: “Dile al argentino que no se vaya, que me espere, quiero conocerlo y agradecerle personalmente”. El presidente colgó y le dijo a Nachón: “Dice Tino que lo espere que quiere saludarlo personalmente”. La emoción embargó a Mario de tal manera que se supo impaciente, muy nervioso y tímido. No soportó el impacto y en un acto de humildad se escudó en el anonimato y se escapó de la escena. Tino llegó minutos después y Mario se había marchado.
Cuando le reproché por qué no se quedó a conocer a su ídolo, me dijo: “Era tanta la emoción de que ya haya hablado de mí, que si lo veía personalmente creo que me infartaba ahí mismo.”
La lista de preferencias cantorales de Mario Nachón era casi similar a la mía por aquellos años: el más gran de todos era Gardel, claro. Luego, Charlo en el tango. En la música internacional admiraba a Tino Rossi. Entre las mujeres del tango y la canción hispana: Libertad, Imperio Argentina y Conchita Piquer. En la lírica: Caruso y Callas. Orquestas: Troilo, Di Sarli, Fresedo.
Me contó un día que le preguntó a Libertad cuales eran para ella las voces más hermosas que había escuchado y Libertad le dijo: “Gardel, Caruso y Richard Tauber".
Ya jubilado programó una tourneé por el extranjero para poder adquirir material faltante. En su último viaje a Europa (cercano a 1999/2000) recorrió Portugal, España, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Alemania e Italia, en un itinerario que duró dos meses y medio y que consistió en ir en busca de cientos de discos, compactos y películas de muchos artistas que admiraba. Recuerdo que a su vuelta me dijo esto: "La presencia de Gardel con sus reediciones en compacto en todas las disquerías de Europa es abrumadora. En Alemania estaba la reedición completa de la serie vida y obra, incluyendo los acústicos. En Portugal y en Inglaterra había en las disquerías un muñeco de cartón de Gardel tamaño real anunciando la publicidad de sus discos. En París y en Italia se sigue escuchando tango como si nada".
Mario era una persona muy sensible, extremadamente culta y educada, gran lector, amante del cine clásico y un experto en discos de voces destacadas.
Realmente es una pena que se nos haya ido Mario Nachón y es una lástima de que no existan más cafetines y tertulias musicales como las que había 25 años atrás. Pero también es una verdadera alegría haber conocido a este hombre maravilloso en esas inolvidables reuniones tangueras. Con ese lujo se queda mi recuerdo.