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EL TANGO, ESPAÑA Y LA ARGENTINA

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 EL TANGO Y LAS RELACIONES POLÍTICAS

Y CULTURALES HISPANO-ARGENTINAS

Disertación pronunciada por Pablo Darío Taboada en el Centro de Exposiciones de Barcelona, el día 23 de mayo de 2018, en el ámbito del Congreso LASA-2018-.

La presencia de España en la Argentina fue retratada por algunos tangos y expresiones del arte criollo. Merced la fama de la que gozaban varios de sus emblemáticos personajes públicos como la Infanta Isabel, Francisco Ferrer y Ramón Franco, Buenos Aires difundió las costumbres españolas en todos sus ámbitos. El tango supo destacar los fenómenos hispanos: desde el teatro ibérico y las obras de Benavente y Ortega y Gasset hasta las discusiones sobre la forma de gobierno, la inmigración y los avances  de la aeronáutica, nada de lo español estuvo ausente en los cenáculos argentinos. El tango bien supo ilustrar esas relaciones culturales que lograron afianzar más la amistad entre los dos países.

 

1.      INTRODUCCIÓN Y ACLARACIONES

La historia de la conquista de América y los territorios colonizados por los españoles desde los viajes oceánicos capitaneados por Cristóbal Colón –que datan de 1492- y todas las expediciones marítimas que se desarrollaron desde Europa hacia el Río de la Plata y más al sur todavía a partir del siglo XVI jalonaron el inicio de las relaciones culturales, jurídicas y políticas acontecidas entre la Corona de España y las latitudes sudamericanas. Primero, como es lógico suponer, con los pueblos indígenas nativos del continente; y con el correr de los siglos con los criollos, mestizos y descendientes de los entrecruzamientos producidos entre los habitantes de la región y los expedicionarios europeos. 

Dentro de la tradición argentina de los siglos XIX-XX asomó una fuerte corriente del pensamiento cultural que celebró con entusiasmo la confraternidad entre las ciudades del Plata con la vieja España, monárquica y católica. Esa tendencia de raigambre nacionalista y conservadora fue bautizada como hispanófila y potenció sobre todo entre 1910-1930, el interés argentino por todo lo concerniente a lo español. Pero esa marcada hispanofilia tuvo un antes y un después. Desde el desencadenamiento de la guerra civil de 1936-1939 y durante los años del franquismo en el poder arribaron a nuestras playas españoles por lo general laicos y republicanos. Mucho antes habíamos recibido un buen número de españoles de prosapia anarco-socialista quienes convivieron aquí con otras oleadas de connacionales que profesaban por costumbre familiar la religión católica y no faltaron hispanos o hijos de españoles que vieran con beneplácito la formación de las falanges de José Antonio Primo de Rivera. Recuerdan los historiadores porteños que aproximadamente entre los años 1924 y 1939, los cafés de la Avenida de Mayo de Buenos Aires se nutrían de españoles que polemizaban furiosamente por defender sus ideologías, a tal punto de terminar esas tertulias en actos de violencia y grescas callejeras, que obligaban la intervención policial.

La dorada Buenos Aires del tango también vivenció y difundió las relaciones hispano-argentinas. Muchos cantos populares -ciudadanos y criollos- retrataron los sucesos y personajes más pintorescos y reconocidos del ambiente español. En esta conferencia, recordaré tres grandes figuras que pueden evocarse desde la cultura tanguera. Me referiré especialmente a la Infanta Isabel de Borbón, al pedagogo anarquista Francisco Ferrer y al piloto de aviación Ramón Franco. 

El objetivo de este ensayo abriga una esperanza de tinte metodológica-epistemológica, consistente en resaltar la importancia que tiene el tango y su contexto epocal, como fuente de investigación heurística susceptible de ser utilizada para la indagación de la historia cultural, en el caso, entre España y la Argentina.

Me remito en el presente a formular dos aclaraciones: en primera instancia he tomado casi al azar los tres personajes escogidos para recordar los vínculos entre los dos países en esta peregrinación hacia el pasado. Digo casi, porque la inmensa popularidad del trinomio podría ser reemplazada por otra de igual tenor, si se tiene en cuenta el aspecto afamado de los biografiados. Podría haber elegido a José Ortega y Gasset, o la Reina María Eugenia o al catalán Pi y Margall, como también a Miguel Fleta, Alfonso XIII  o Unamuno, a efectos de colacionar sus vidas y cotejar su recepción en la Argentina y su vinculación con el tango[1].  La lista sería infinita: Ramón del Vallé Inclán, Pablo Casalls, Benito Pérez Galdós, Gómez de la Serna, Miguel Ligero, Florián Rey, Marcos Redondo, Raquel Meller, Manuel de Falla, etc. He optado por ellos, por la razón de que la música que va a ilustrar la exposición fonográfica es digna de difusión.

En segundo lugar quiero poner de manifiesto que la narración evocativa de los tres nombres elegidos es meramente enunciativa. No está en mí emitir ningún tipo de valoración política ligada al tridente seleccionado casi motivado por capricho musical.

2.      ESPAÑA EN EL RIO DE LA PLATA. ANTECEDENTES CULTURALES DE LA UNIÓN HISPANO-PLATENSE.  DESDE PEDRO DE MENDOZA Y JUAN DE GARAY HASTA EL SIGLO XX

La primera expedición que llegó a la cuenca del Plata fue la que dirigió el cosmógrafo Juan Díaz de Solís en el año 1516[2]. En virtud de ello bautizó nuestro gran rio como “Mar Dulce”,  debido a su anchura  y al sabor de sus aguas[3]. El viaje de Solís fue desafortunado. Cuatro años después, Magallanes tuvo la misión de recorrer el sur del Océano Atlántico, logrando llegar hasta el Cabo Vírgenes. Atravesó el estrecho que hoy lleva su nombre y encontró una ruta marina hacia el Pacífico[4]. La toponimia Argentina le debe mucho a estos primeros marinos. Si de Américo Vespucio se tomó nombre para el continente entero, de Magallanes se tomó el apellido para dar nomenclatura geográfica al estrecho Austral, porque el marino había bautizado al Estrecho con el nombre de “Todos los Santos”.  Tras el viaje de Solís, el veneciano Sebastiano Gaboto (Sebastián Cabot) regresó hacia los lares platenses y exploró las costas litorales de los ríos Paraná y Uruguay fundado el fuerte “Sancti Spiritus” en 1527[5].

Buenos Aires fue fundada en la empresa llevaba a cabo por el Primer Adelantado Don Pedro De Mendoza en el año 1536. La historia de la fundación de la ciudad fue motivo de múltiples preocupaciones culturales para los hombres del siglo XX[6]. Pero la falta de reaprovisionamiento debido a la enorme distancia existente entre España y el Plata y la hostilidad de los indígenas[7] para con los conquistadores hicieron naufragar la instauración de un fuerte y la apertura para la creación de una ciudad. En 1541 se destruyó lo poco que quedaba de la incipiente fundación y sus habitantes remontaron rio arriba el Paraná para terminar recalando en Asunción del Paraguay[8]. En 1580,  se volvió a fundar la ciudad de la Santísima Trinidad y el Puerto del Buen Ayre, atribuyéndole tal acto a Juan de Garay. Los pobladores comenzaron a llamar a la zona directamente como Buenos Aires. En aquellos tiempos la plazuela se encontraba inserta en la organización colonial dirigida por la administración del Consejo de Indias y finalmente pasaría a encuadrar en la jurisdicción del viejo Virreinato del Perú[9].

Quiero destacar en estos antecedentes al clérigo viajero Martín del Barco Centenera, quien avistó la Cuenca del Plata como capellán del Adelantado Juan Ortiz de Zárate en el año 1573. Centenera tendrá relevancia central en la historia de la toponimia de mi país, puesto que el título de su poema dio identidad al nombre de la Argentina[10]. Precisamente, en el año 1602, Centenera publicó en Portugal su obra: “La Argentina y la conquista del Río de la Plata con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y estado del Brasil”. Pero no será ésta la única recordación que la cultura rioplatense tenga para evocar de este personaje, porque una de las esquinas porteñas más simbólicas ilustradas por uno de los tangos más famosos,  inmortalizó a Centenera en los versos de Homero Manzi, quien lo cita dos veces en el tango “Mano blanca[11]”.    Este tipo de detalles que relacionan la cultura hispana con la rioplatense, podrían multiplicarse exponencialmente. Sirva este ejemplo como muestra de lo afirmado.

En 1777 se creó el Virreinato del Río de la Plata siendo Buenos Aires nombrada su capital. Pedro de Cevallos fue su primer virrey y Juan José Vértiz, que había sido su último gobernador, el segundo. En esta etapa virreinal se fue forjando el clima colonial que ejerció influencia directa y nunca dejó de tener presencia en la cultura argentina de los años 1810-1853. La Iglesia Católica Apostólica Romana hizo mella en el Plata del siglo XIX.  El cancionero argentino de carácter histórico-conmemorativo de esos años es incontable, en la medida que abarcan los años de los virreyes (1777-1810), la gesta independentista (1810-1816), la epopeya americana de San Martín y Bolívar (1816-1825),  la época de las autonomías locales y la primera presidencia de Rivadavia (1820-1828) y la época de Rosas y la Confederación Argentina (1829-1852)[12]. 

A partir del período de formación constitucional (1853-1860) se fue forjando otra historia, donde el sentimiento sobre lo español fue diverso. Para Alberdi eramos hijos de Europa nacidos en América, pero al igual que Sarmiento alentó por una política inmigratoria que tuviera en cuenta a los extranjeros nórdicos y sajones. Lo mismo pregonó Sarmiento, aunque la mayoría de los arribados fueron oriundos de Italia, Francia y España. La construcción de un Estado materialmente moderno en la Argentina demandó una era de amplísimas aperturas para las corrientes inmigratorias. Una vez más, España trazaba un lazo de mancomunidad con la nueva Argentina. La generación de 1880-1930 promovió y vió llegar oleadas de familias españolas al Plata[13].   

Este período ha sido el que tuvo la suerte de ver nacer y crecer al tango y a todo su entorno cultural aledaño.

 

3.      BUENOS AIRES, EL TANGO Y ESPAÑA

El tango no hubiese sido posible sin el contexto histórico-político que le dio cobijo: el proyecto de la inmigración europea. La venida de los barcos de gente de todas partes del mundo -preferentemente de los pueblos latinos de Europa y entre ellos, en primerísimo plano, italianos y españoles- permitió sentar las bases culturales de una música nostálgica y lírica, no muy diferente del espíritu musical ínsito en la canzoneta napolitana, la romanza[14], el fandanguillo y el tango andaluz[15]. El cuple, la zarzuela, la ópera y la opereta también aportaron su marco de influencia escénico que pronto se plasmó en la conformación teatral argentina donde el tango fue adoptado como dilecto hijo musical.    

Desde 1880 a 1910, el tango dio sus primeros pasos en la Cuenca del Plata. Pese a que existen notas periodísticas que datan del año 1903 y que consideraban al tango ya un género perimido, la historia posterior nos enseña todo lo contrario. El tango se expandió rápidamente por la Argentina y por el mundo gracias a la amplia difusión que le dio la fonografía por una parte y la industria del papel por otra. Discos y partituras a granel se exportaban desde Buenos Aires hacia los cinco continentes. El tango tuvo su primera fiebre en Europa en el período 1907-1913 y frenó su impulso a causa de la primera gran contienda (1914-1918). Desde el fin de la guerra y hasta el inicio de la segunda conflagración mundial en 1939 alcanzó un grado de popularidad y comercialización cuya masividad planetaria no deja de asombrar al investigador. El tango y las innovaciones tecnológicas fueron de la mano (imprenta, disco, radio, cine, transportes) y por lo tanto, el cosmopolitismo contribuyó a alimentar su fama. El tango se hizo entonces industria con la fonografía, el teatro, la radiofonía, los medios de prensa, el cine (mudo y sonoro), la maquinaria musical, la publicidad marcaria, los inventos y las innovaciones tecnológicas.

En ese contexto, el tango y sus circunstancias[16] -cual si fueran una pareja de cronistas que retratan su época pero musical y literariamente- empezaron a cantar a su propia cotidianeidad, destacando para ello los usos y costumbres del momento, reflejando los acontecimientos salientes de la realidad y singularizando las instituciones y las figuras personales señeras en boga. Además de las cuestiones filosóficas que todo género artístico refiere como ser la vida, la muerte, los sentimientos encontrados y desencontrados con sus tristezas, alegrías efímeras y prolongados recuerdos, la angustia que genera el paso del tiempo, las pérdidas existenciales sufridas y la conciencia de la finitud y la evocación, el mundo del tango y sus afines permiten también viajar y retroceder hacia el pasado para recrear la época del centenario argentino, la muerte de Francisco Ferrer y una hazaña de aviación icónica , donde la cultura entrelazada hispano-argentina quedará sellada como en tantas otras oportunidades[17]. 

4.      EL RECUERDO DE LA INFANTA ISABEL, FRANCISCO FERRER Y RAMÓN FRANCO

Una de las figuras más emblemáticas de la cultura hispana que la vieja Buenos Aires recibió y acogió con encomio fue la de la afamada Infanta Isabel de Borbón[18]. Invitada de honor por la República Argentina en las grandilocuentes celebraciones que se gestaron en ocasión de festejarse el centenario patriótico de 1910, fue congratulada con muchas atenciones y distinciones diplomáticas y culturales en su venida a Buenos Aires. Por ejemplo, el 25 de Mayo de 1910 en la Exposición Ferroviaria de Palermo se desarrolló una fiesta en su honor donde una compañía de arte criollo le ofreció un recital. El cantor de aquel conjunto se llamaba Ignacio Corsini y le cantó la canción criolla “El carretero” de Arturo Navas[19]. También bailó frente a ella el pericón nacional con la que entonces fuera su novia y pocos meses después su señora esposa: María Victoria Pacheco[20]. Ese acontecimiento lanzó a la fama a Ignacio Corsini quien a partir de entonces comenzó a ser contratado por los principales circos y teatros de entonces, como el de los Hermanos Podestá, quienes le ofrecieron el puesto de galán-cantor de la compañía. Al igual que Gardel, en 1912, Corsini ya era muy conocido como novel cantor nacional y comenzaba su carrera discográfica, en el sello Víctor[21]. En 1921, empezaría a grabar discos para la Casa Odeón de Max Glücksmann. Ese mismo día por la tarde, la fiesta prosiguió en el palco de la Avenida de Mayo, conocida por su ambiente hispano como la avenida de los españoles. La Infanta Isabel y el Presidente Figueroa Alcorta se ubicaron en el palco central. Bajo el escenario, la Banda del maestro Alfredo A. Bevilacqua tocó en homenaje de la ilustre visitante su tango: “Independencia”, dedicado y compuesto para la ocasión.

También estilos criollos, tangos y valses fueron dedicados a la Infanta Isabel. Aparentemente, Gardel cantó una obra dedicada a la borbónica señora alrededor de 1912, pero nunca se ha comprobado tal aserto[22]. Casi al azar recopilé para exhibir en la presente un vals de Adolfo M. de Segall llamado: “Toujours aimable[23]” (“Siempre Amable”). Ilustra una foto de la Infanta entre las banderas de España y la Argentina la portada de la partitura y sugestivamente lleva impresa como introducción previa al pentagrama musical la copia impresa de una cartilla de la de la delegación española en  señal de salutación al compositor, por su homenaje a la princesa. La nota dice así: “El secretario tesorero de S.A.R[24]. la SERMA. Sra. Infanta Doña María Isabel Francisca B. L. M al Sr. Adolfo De Segalle, tiene el gusto de expresar en nombre de S.A.R la Serma Infanta las gracias por el valse “Toujours Aimable”, dedicado a esta augusta señora”. Un poco más abajo se lee: “D. Alonso Coello aprovecha gustoso esta ocasión para reiterar la expresión de su más distinguida colaboración”.  Lo más llamativo es la fecha de la esquela: Buenos Aires, 26 de mayo de 1910. Esto me ha llevado a elegir esta partitura, entre muchas otras dedicatorias, precisamente porque fue concebida y publicada para la fecha de su presencia en las fiestas centenarias.

El autor Adolfo Segall, cuyos otros datos me son ajenos, obsequió la pieza musical con esta dedicatoria escrita en francés: “Dediée a S.A.R. la Sma. Sra. Infanta Doña María Isabel Francisca en signe de grande hommage et réspest ave l´occasion du 1er. “Centenario” 1810-1910[25].

Tal vez en una tendencia contraria a la prosapia monárquica representada por la Infanta Isabel, Francisco Ferrer representó la contracara de la princesa de Asturias. Hijo de campesinos que llegaron a ser propietarios de pequeñas parcelas en el campo, de padres católicos y monárquicos, Francisco Ferrer Guardia, nacido en Alella, Provincia de Cataluña un 14 de enero de 1859 se rebeló contra la educación familiar ingresando a una logia masónica, anticlerical y anarco-librepensadora. Con los años, se hizo un conocido pedagogo de prácticas laicas avanzadas y fue un estudioso de la obra de Francisco Pi y Margall, con quien simpatizó en demasía. Autonomista e internacionalista, amigo del anarquismo, fue condenado por un tribunal militar en 1909, a causa de habérsele acusado de promover los disturbios ocurridos durante la leva ordenada por el Primer Ministro Maura en razón del reclutamiento de hombres para combatir en Marruecos por el aseguramiento de la colonia hispana en el norte de África, posesión que la corona pretendía defender a ultranza, tras haber firmado el reparto celebrado con otras potencias europeas en el Acuerdo Internacional de Algeciras del año 1906, por el cual España terminó dividiéndose el territorio de Marruecos con Francia[26].   

El rechazo por parte de los catalanes a la guerra en Marruecos desencadenó sucesos violentos. Sin indagar el proceso contra Ferrer es preciso manifestar que el maestro fue condenado a muerte y pese a un pedido de favor real peticionado por su hija, todo resultó infructuoso puesto que el Rey Alfonso XIII decidió no firmar indulto alguno contra el sentenciado. De tal manera, se produjo el fusilamiento de Ferrer aplicándosele pena capital por ley marcial. El hecho provocó la reacción de muchos escritores, intelectuales y periódicos del orbe. En Francia, Anatole France condenó la ejecución[27].  Para muchos, el proceso de Ferrer fue análogo al caso Dreyfus en Francia.

En Buenos Aires, los españoles anarquistas se violentaron ante el suceso y atacaron comisarías y arrojaron algunas bombas contras las fuerzas policiales. El ambiente artístico plagado de españoles e hijos de la península ibérica de simpatías libertarias condenó el hecho. Entre esos artistas multifacéticos de las primeras dos décadas del siglo XX que tuvieron un enorme fervor y reconocimiento popular se encontraba el anarquista Eugenio Gerardo López. Actor circense y teatral, cantor, guitarrero, poeta, recitador, monologuista, autor teatral, periodista y compositor de tangos y géneros típicos y gauchescos, ladero de Ángel Villoldo y Alfredo Gobbi padre, fue pionero de la fonografía argentina, grabando un sinfín de cilindros y discos. Primero en España, París y Londres[28] y luego en Buenos Aires. Actuó en giras por todo el país, Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile.

López era un mordaz crítico de la política y de los políticos. Contrario al sistema no faltaban discos donde se burlaba de los millonarios, de los clérigos, abogados, jueces, reyes y parlamentarios. La temática social en defensa de los menos agraciados fue una constante en su obra que abarcaba además muchas otras temáticas artísticas. Cuando murió Ferrer no se quedó callado. Además de escribir en revistas de época crónicas contra la condena a muerte del catalán, creó una pequeña secuencia teatral que llegó a registrar en discos justo en 1910. O sea, pocos meses después de la muerte de Ferrer llegaba a la Argentina la Infanta Isabel. Para esa fecha, el disco de López, marca Columbia Record, circulaba en Buenos Aires. El disco consta de dos caras, primera y segunda parte. Escuchemos la obra.

Esta es una de las varias composiciones que tributaron homenaje a Francisco Ferrer, pero debe destacarse de otras porque es a la postre, la obra más conocida por el público porteño, merced a la cantidad de placas que se vendieron en la época.

Para finalizar la evocación seleccionada sobre las relaciones hispano-argentinas dedicaré unas pocas líneas con el objeto de poder describir la presentación de una de las hazañas más riesgosas que hasta la fecha del raid se habían producido en la historia de la aviación civil. Hago indicación del viaje transatlántico que realizara la aeronave “Plus Ultra” desde Palos hacia la ciudad de Buenos Aires entre el 22 de enero y el 10 de febrero de 1926[29]. Comandó la proeza el Comandante aéreo Ramón Franco[30] y con él viajaron el capitán Julio Ruiz de Alda, el teniente de navío Juan Manuel Durán y el mecánico Pablo Rada. La expedición del hidroavión salió de Palos y llegó hasta Las Palmas. De allí siguió viaje rumbo a Porto Praia en las Islas de Cabo Verde. Luego viró hacia el sur llegando hasta la isla de Fernando de Noronha. Más tarde tocaron el continente en Recife, Pernambuco. Pasó también por Río de Janeiro y Montevideo y finalmente aterrizó en Buenos Aires tras recorrer 10.270 kilómetros.

Naturalmente la aventura aérea fue suceso mundial. Los diarios de todo el planeta anunciaron pomposamente la noticia y como no era de esperar otra cosa, varios tangos inmortalizaron la travesía. La figura de Ramón Franco se hizo altamente querible en la Argentina como también cobró fama la marca del hidroavión. Alfonso XIII donó el “Plus ultra” al país. El aparato se encuentra en el Museo de Luján. El avión también fue digno de atención por parte de los tangueros. De hecho existe un tango que lleva su nombre y dos pasodobles[31].  A su vez a Ramón Franco le hicieron muchas obras de salutación. Ignacio Corsini grabó en 1926 el tango “Comandante Franco” de Francisco Canaro y Pedro Numa Córdoba; otros son: “Franco” de Hermes Peressini y Emilio Fresedo; “El Chacal” de J. Polidano; “Franco Solo” de Francisco De Caro y Juan Carlos Marambio Catán. Existe también el pasodoble llamado “Franco-Alba” de Alejandro Sujher[32]; y otro pasadoble de Ibañez[33]: “Rada-Fox” en homenaje al mecánico.

Pero la obra más distinguida es tango propio de autores catalanes (Nieto del Molino y Monserrat Guillemat) dedicado a los cuatro tripulantes del vuelo. La obra fue grabada por Carlos Gardel para los discos Odeón de Barcelona en enero de 1928. La edición circuló sólo en España y su tiraje limitado la ha convertido en una de las placas originales más difíciles de adquirir por parte de los coleccionistas gardelianos. Aquí se puede escuchar la versión.

5.      COLOFÓN

Con este puñado de ejemplos, creo haber demostrado la gran confraternidad tejida en la realidad de entonces con las relaciones culturales entre España y la Argentina. Vínculos que abarcaron distintas dimensiones y diferentes posiciones sociales y políticas. Con los años, muchos artistas e intelectuales españoles visitaron el país como ser los casos de los grandes juristas Luis Jiménez de Asúa y Sebastián Soler, el sociólogo Francisco Ayala y los cantantes Nino Bravo, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, quienes supieron ganarse el respeto de la comunicad académica y el corazón musical de los argentinos. Espero con ansias, que estos no sean los últimos españoles en aquerenciarse en la Argentina.

 



[1] Todos los nombrados han tenido alguna vinculación con el tango. Algunos por tener composiciones dedicadas en vida o con posterioridad a su muerte. Otros por haber tenido vinculación con artistas de tango, haber manifestado su simpatía por nuestra música o bien haber participado de algún evento tanguero. El Rey Alfonso XIII bailó el tango en privado en un concierto brindado en Madrid por la orquesta de Eduardo Bianco. La Reina presenció el primer recital de Carlos Gardel en Madrid, en el teatro Apolo, en el mes de diciembre de 1923.

[2] Solís y Yáñez de Pinzón se encontraban ya navegando y explorando las costas del Brasil desde 1508 y por orden real tenían encargo de encontrar mar abierto hacia el sur del continente.

[3] Ignacio Corsini cantaba una ranchera llamada “Río dulce”, haciendo alusión a la zona donde los ríos interiores Paraná y Uruguay desembocan en el Plata.

[4] El portugués Hernando de Magallanes falleció en la travesía a manos de aborígenes en una isla austral. Completó el regreso a Sanlúcar de Barrameda, el piloto vizcaíno Juan Sebastián Elcano, alcanzando la hazaña de haber dado la vuelta al mundo en 15 mil leguas marinas.

[5] Gaboto fundó el primer asentamiento europeo en la actual costa uruguaya. Luego, a orillas de la desembocadura del hoy rio Carcarañá fundó el fuerte mencionado y remontó rio arriba llegando hasta los ríos Paraguay y Pilcomayo. Fue el principal difusor en Europa de la leyenda del Rey Blanco y las Sierras del Potosí.

[6] “Las dos fundaciones de Buenos Aires” de Enrique Larreta; “La historia de la fundación de Enrique de Gandia; “Los poemas de la fundación” de Mariano de Vedia y Mitre; “Canto a Buenos Aires” de Manuel Mujica Láinez; “Geografía de Buenos Aires” de Florencio Escardó; “Buenas Aires, colina chata” de Homero Manzi y así muchos más.

[7] Pueblo nómade ubicado en aquellos años en la ribera sur fueron los Tehuelches. Sobre el Río Samborombón y sus adyacencias se ubicaban los indios querandíes o pampas. Cruzando el Plata, en la actual República Oriental del Uruguay vivían las tribus Charrúas. En las zonas litorales del Paraná y el Uruguay hacia el norte y hasta las Misiones y la citada Asunción se encontraban los guaraníes. El tango, la ranchera, la canción autóctona litoraleña (chamarrita, chamamé, canción correntina o guarany) y la canción típica tradicional paraguaya (guarania y polka paraguaya) conservan muchos motivos evocativos de estos lugares y tribus. En el Uruguay también algunos valses y canciones criollas patentarán el recuerdo charrúa. No en vano un gran poeta criollo como Gualberto Márquez firmaba sus versos con el seudónimo de “Charrúa”.   

[8] La zona fue explorada primeramente por Juan Ayolas, expedicionario enviado a remontar el rio Paraná hacia el norte por orden del Adelantado Pedro de Mendoza. Luego, Juan de Salazar asistió en auxilio de Ayolas y fundó el primer fuerte de Asunción en 1537. Recién en 1541, Domingo Martínez de Irala le dio estatus de ciudad al fuerte. Conf. IRAZUSTA, JULIO: “Breve historia de la Argentina”, Editorial Independencia S.R.L., Bs. As., 1981, p. 24.

[9] En 1534, Pedro de Mendoza por orden de Carlos I de España creó en el seno del Imperio Español – primero dentro del Consejo de Indias y luego en 1566, como parte integrante del Virreinato del Perú-, la gobernación de Nueva Andalucía o del Río de la Plata y del Paraguay.  La primera fundación de Buenos Aires se produjo bajo la égida administrativa de dicha gobernación bajo el régimen de Indias. La segunda fundación de 1580 encontró a la gobernación bajo el ala del Virreinato del Perú. En 1621 se dividió la gobernación del Guayrá (Paraguay) con capital en Asunción y la gobernación del Rio del Plata con asiento en Buenos Aires.  Como sostenía Julio Irazusta en estos tiempos el Río de la Plata hallábase bajo el dominio del Imperio español, como uno de las más insignificantes jurisdicciones. Conf. IRAZUSTA, J: op. cit. 35. Para un detalle de la organización institucional y política del imperio español en América del Sur se aconseja la obra de BUSANICHE, JOSÉ LUIS: “Historia Argentina”, Solar/Hachette, 6° edición, Bs. As., 1979, sobre todo sus primeros siete capítulos.

[10] Etimológicamente, Argentina provenía del latin “argentum” y era utilizado por los castellanos de entonces como un latinismo que significaba la idea poética de simbolizar la “tierra del plata”, “sierra del plata”, “rio de la plata”. En fin, ya era conocida en España la leyenda de los tesoros del Rey Blanco y el imperio de plata. Ver BUSANICHE, J.L: op. cit. p. 21.

[11]Que esta noche me espera un cariño, en la Avenida Centenera y Tabaré” / “Mientras sueño los ojos aquellos de la Avenida Centenera y Tabaré”. Tango compuesto musicalmente por Arturo De Bassi, intitulado originalmente “El romántico fulero”, que contaba con letra del dramaturgo y sainetero Carlos Schaeffer Gallo  y fuera grabado por Azucena Maizani en el año 1925. Francisco Canaro había registrado una versión instrumental. A principios de la década de 1940 Homero Manzi adosó nueva letra sobre la obra que cuenta con tres versiones inmejorables como las de Alberto Castillo, Ángel Vargas y Nelly Omar. Se presume que la zona de fundación se dio en las cercanías del actual Parque Lezama. Es por ello que en los alrededores de la plaza, entre Barracas y La Boca se encuentran calles que recuerdan el nombre de Magallanes, Caboto, Pinzón, Palos, Hernandarias, Pedro de Mendoza, Juan de Garay, etc. Ver: “Barrios, calles y plazas de la ciudad de Bs. As.”, Ed. GCBA, 1985.

[12] La cantidad de títulos de toda esa saga sería digna de un trabajo tratadístico o hasta enciclopédico.

[13] Para analizar la relación de la venida de los inmigrantes y las dos caras de España: el anarquismo y el catolicismo nacionalista, se recomienda la lectura de la obra de OSCAR TERÁN: “Historia de las ideas en la Argentina”, Siglo XXI, 2008.

[14] Si bien el género se cultivó desde fines de la edad media, las romanzas – fragmentos melódicos para ser cantados- se compusieron durante los siglos XVI, XVII y XVIII y durante el siglo XIX se difundieron inclusive en algunas óperas italianas y zarzuelas españolas. La romanza se transformó en el siglo XX en la mera canción. O sea, la melodía que se compone especialmente para ser cantada y que no contiene ninguna forma rítmica de género definido. Por tal flexibilidad, en Francia se usaron indistintamente las modalidades “chanson” y “melodie” para definir el repertorio de Tino Rossi, Lucienne Boyer y Edith Piaf y todos los grandes cantantes franceses. 

[15] Pese a no adherir a ningún tipo de tesis o hipótesis que sustente la existencia de géneros filiales en la música, sí reconozco el clima de influencia que ejercen algunos géneros y contextos culturales en función de bregar la creación de una nueva costumbre musical. En ese sentido, son de aceptación las enseñanzas del eximio musicólogo Carlos Vega, quien niega con sobradas razones el aparente aporte de la cultura-afro en el ámbito de gestación -y mucho menos en el desarrollo- del tango rioplatense. El tango cantado tiene también relación con el arte payadoril y el folklore surero-pampeano. Para una lectura contraria a la de Carlos Vega  puede leerse: ROSSI, VICENTE: “Cosa de negros”.

[16] Llamo tango y su circunstancia a todas las expresiones culturales con las cuales el tango convivió colateralmente como los géneros musicales análogos: valses, milongas, rancheras, canciones criollas, folklore provinciano, polkas, pasodobles, jazz, revistas, poesía gauchesca, tradición criollista, circo, sainete y fonografía. En ese ámbito, un artista de tango podía grabar desde un solo de guitarra hasta una escena teatral, un monólogo cómico o recitar un poema, como el caso de Belisario Roldán o escribir un ensayo sobre los dúos de cantores como Leopoldo Lugones o sobre los salones de baile como Manuel Gálvez. No interesa aquí la valoración de los escritores sobre el tango, sino la atención que les despertó el fenómeno, ya sea para bien o para mal de sus juicios estéticos o periodísticos.    

[17] He preferido recordar algunas figuras evocativas españolas del viejo Buenos Aires para remarcar la importancia de la consubstanciación de las costumbres adentradas entre la Argentina y España. También podría trazarse un panorama poniendo el acento en el reconocimiento de las letras españolas en la Argentina: desde el Mio Cid hasta el Cervantes con El Quijote y Sancho Panza; pasando por la poesía de Garcilaso De la Vega o el mismo Lope de Vega y llegando a los recordados poemas memorizados por el público argentino como los casos de Espronceda, Campoamor, Gustavo Adolfo Becker o Antonio Machado; o en la cantidad de tangueros que fueron reconocidos con devoción por el público español: Carlos Gardel, Eduardo Arolas, Francisco Canaro, Pancho Spaventa y el trio Demare-Irusta-Fugazot; como los artistas que Argentina le cedió y España adoptó como propios: Narciso Ibáñez Menta, Lola Membrives e Imperio Argentina. O recordar el aporte de los compositores españoles al repertorio de los grandes tanguistas argentinos; o repasar la historia del tango criollo en España y del arte escénico español en Buenos Aires. Todas temáticas muy interesantes pero bastante tratadas por ensayistas e investigadores. Por eso la perspectiva elegida, que pretende ensalzar el retrato del biografiado trae consigo un contexto de mayor amplitud para describir la época que más allá que el fenómeno meramente artístico.       

[18] María Isabel Francisca de Asís Cristina Francisca de Paula Dominga de Borbón y Borbón, princesa de Asturias e Infanta de España, nacida en Madrid el 20 de diciembre de 1851, hija de Francisco Asís de Borbón y la reina Isabel II; hermana de la princesa María Eulalia –nombrada por Cadícamo en el vals “Tus manos” con música de Guillermo Barbieri-, y de Alfonso XII –cuya vida fue llevaba al cine por el cineasta del tango Luis César Amadori con la película ¿Dónde vas Alfonso XII? filmada en España en 1958-; tía del tanguero Alfonso XIII (bailarín de tangos que convocó al Palacio Real a la orquesta de Eduardo Bianco y al guitarrista Horacio Pettorossi para que le ofrecieran un recital de tangos en privad); tía política también de María Eugenia de Battenberg, esposa de Alfonso XIII, reina consorte de España y nieta nada menos que de la Reina Victoria I del Reino Unido Gran Bretaña. María Eugenia fue admiradora de Carlos Gardel al igual que su primo segundo, Eduardo de Windsor, Príncipe de Gales y futuro Rey Eduardo VIII de Inglaterra. Queda claro que las casas reales que se entrelazaban familiarmente en matrimonios de cortes monárquicos tuvieron una relación muy directa con el tango. La Infanta Isabel murió en París el 23 de abril de 1931. Gardel se encontraba en la Ciudad Luz ese mismo día.

[19] Canción criolla que hiciera muy famoso internacionalmente a Gardel. Ese tema campero fue un éxito arrollador en París. Uno de los títulos del repertorio de Gardel que se editó y vendió por cientos de miles de ejemplares en Francia, Italia, España y Portugal por la casa Odeón que también distribuyó el tema en las colonias del Norte de Africa. En Inglaterra, la BBC utilizó el disco de Gardel para ambientar la música de fondo de la primera prueba televisiva practicada en 1931 con una versión en inglés de la obra de Luigi Pirandello –íntimo amigo de Edmudo Guibourg, a su vez, íntimo amigo de Gardel que también cantó para el dramaturgo siciliano- “El hombre de la flor en la boca”. (“L´uomo dal fiore in bocca”, el original. “The man with the flower in his mouth”, en la versión inglesa). No se conoce grabación comercial de Ignacio Corsini. Sí del dúo Magaldi-Noda. También su autor, el uruguayo Arturo Navas lo grabó en repetidas ocasiones. La fama de “El carretero” era tan grande que a Gardel se la solicitaban tanto la Paramount como la casa Victor en Los Estados Unidos, pero por una disputa discográfica con el sello Odeón no pudo cantarla en Nueva York. En razón de ello, Gardel y Le Pera compusieron una nueva canción criolla intitulada “Apure delantero buey”, como una especie de paráfrasis musical de “El carretero”.

[20] Sobrina del autor teatral, canto criollo y actor Carlos María Pacheco.

[21] Gardel haría lo propio para los Discos Columbia que regenteaban por aquel entonces los hermanos Juan Bautista y José Tagini.

[22] Es altamente factible que Gardel haya cantado en honor a la figura ilustre de la dama española en alguna tertulia de antaño. Lo que no puede afirmarse es que esa pieza haya sido grabada en la tanda de versiones de 1912,  como suponían los coleccionistas de la época de Enrique Ruiz Daudet.

[23] Antes de la primera guerra mundial se estilaba bautizar los nombres de los valses con nombres en francés o italiano.

[24] Acrónimo de “Su Alteza Real”. “Serma” era el acrónimo que el derecho monárquico español utilizaba para referirse a la serenísima, su alteza real.

[25] Dedicado a la S.A.R. la serenísima señora Infanta Doña María Isabel Francisca en singo de gran homenaje y respeto con la ocasión del primer centenario.

[26] Es dable recordar que España había perdido ya en 1898, tanto Cuba como Puerto Rico, las Filipinas, Marianas y Carolinas y  quería marcar presencia en el norte africano.

[27] En España no tuvo demasiado eco el fusilamiento de Ferrer. Eminencias literarias y filosóficas como Azorín y Unamuno fueron muy críticos contra el pedagogo. Don Miguel trató a Ferrer de “mamarracho”.

[28] A principios del siglo XX, López viajó a España a grabar cilindros que luego se comercializaban en Buenos Aires. En España trabajó en arenas de circos y teatros. En 1902/1903 grabó una tanda de discos en español en estudios de grabación de París y de Londres. Esos discos de marca “Gramophone” se hicieron en Europa y se comercializaron en Sudamérica. 

[29] En 1922, los aviadores portugueses Cabral y Coutinho habían unido por aire Lisboa con Río de Janeiro.

[30] Ramón Franco cobró popularidad en la aviación española en tiempos de la comentada guerra de Marruecos. Partidario y diputado por la segunda república, enfrentó primero a Miguel Primo de Rivera como luego a su hermano Francisco Franco. Cuando estalló la guerra civil de 1936, Ramón se hallaba como agregado aeronáutico en la embajada española en Washington. Su hermano lo nombró como comandante de una base en una isla mediterránea. Su pasado republicano en Barcelona le generó la desconfianza tanto de su ex sector como el del bando de su hermano Francisco. Murió en un accidente de aviación no esclarecido todavía en el año 1938.

[31] Desde la iniciativa y desdicha de los hermanos Newbery, el tango y la canción criolla no dejaron de evocar la historia aeronáutica. La cantidad de tangos dedicados a la aviación es altísima. Hay un “tango” de Astor Piazzolla llamado así (“Plus ultra”). Otro se llama “Pájaro de oro”  que es un tango de Juan Miguel Velich y Francisco Brancatti. Los pasodobles “Plus ultra” y “El Plus ultra” son de José Barreiro y Salvador Ibañez respectivamente.

[32] Pariente de Manuel Sujher (Sucher)

[33] Salvador Ibañez, famoso trompetista que tocaba con las orquestas típicas cuando estas solía grabar piezas de jazz o música española. En los años de 1920 tocó junto a Carlos Vicente Geroni Flores, Adolfo Carabelli y otros.

Actualizado ( Domingo, 22 de Julio de 2018 16:56 )  

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