JOSÉ LUIS BETINOTTI
“EL PAYADOR CIUDADANO”
Carlos Taboada
BETINOTTI, JOSÉ LUIS
Payador, guitarrista, poeta, cantante y compositor
25 de abril de 1878, 25 DE MAYO, Provincia de BUENOS AIRES -
21 de abril de 1915, CIUDAD DE BUENOS AIRES
1. EN BOEDO. SUS PRIMEROS PASOS EN EL CIRCO. LUIS GARCÍA, GABINO Y CAZÓN. SU CASAMIENTO.
En una de esas casas de inquilinato, tan conocidas como “Conventillos”, en el barrio de Boedo, -mas precisamente en la calle Méjico al 3500-, vivía el payador Luis García, un joven de 24 años que alquilaba una humilde pieza en dicha vivienda.
Un buen día el hijo del dueño del predio, José Brenta, se acercó al payador con un muchacho de renegrida melena y rostro pálido: “Este amigo mío es cantor, y quiero presentárselo, se llama José Betinotti” (“El Arte de los payadores” de Ismael Moya)
“Pepe” como lo llamaban sus íntimos, contaba en ese tiempo con 21 años. Rápidamente trabaron amistad. Luis García -que era un payador conocido y que luego grabaría discos para el sello Odeón- lo aconsejó, brindándole sus conocimientos literarios; corría el año 1899.
García lo llevó con él al circo que estaba instalado en los terrenos de Sanguinetti, al lado de la alfarería, en la esquina de Venezuela y Maza. El circo era de propiedad de un tal Don Juan, dueño del almacén contiguo al terreno ocupado por la carpa.( Ismael Moya “El Arte de los Payadores)
En esa carpa circense hacían sus primeros intentos payadoriles: Quartucci, Petrucheli, Ángel R Comunanale y Víctor Lapadula.
En ese viejo circo junto a García, Betinotti cosecharía sus primeros logros. En 1901 se separarían. José se iría con Gabino Ezeiza, a quien conociera en el mismo circo y con el cual sostuvo un breve contrapunto engalanado con mutuos halagos. Luego payaba y hacía floreos con Higinio Cazón. Todos ellos le brindaron sus enseñanzas desinteresadamente y lo formaron en el difícil arte del canto improvisado. Cuando se animó a largarse solo recorrió la provincia de Buenos Aires, el interior del país y Montevideo, cobrando gran mérito.
Otro payador y gran amigo de Betinotti fue Tomás María Davantés, con quien realizara una payada memorable que duró dos noches, allá por el año 1907. De esa formidable velada del canto improvisado, nació una gran amistad entre ambos que se vio reflejada en las poesías que se prodigaron mutuamente.
Betinotti se casó muy joven. Tenía sólo 19 años cuando contrajo enlace con María C de Betinotti, en 1897 en la capilla de San Carlos. Trabajó en una hojalatería, pasó luego a desempeñarse como torneador de tacos Luis XV. Con su mujer tuvieron un hijo que falleció a los 7 meses. Su esposa supo decir “De ambos me queda únicamente, un rulo rubio y un mechón negro”
Un caso curioso lo recordaba su viuda siendo ya muy mayor. Dijo en un reportaje que le hiciera Manuel Castro para la revista “Aquí Está” en 1944 que se conocieron en una fiesta en casa de unos amigos: “Resultamos ser vecinos, él vivía en Bayona (Hoy Mármol) y yo en 2° Belgrano” (Hoy Venezuela). Alfredo De La Fuente en su libro “El Payador en la cultura Nacional” da como domicilio de Betinotti la casa de la calle Méjico al 3500 en la que vivía su primer maestro, el payador Luis García (Ambos vivirían en la misma casa de inquilinato según esta versión). Sin embargo, las dos versiones hablan de casas en la misma zona, ya que es factible que Betinotti por aquellos días tuviera otra residencia cercana a la de su amigo García.
2. BETINOTTI COMO CANTOR CRIOLLO. DISCOS. DÚO CON AMBROSIO RIO. SU RELACIÓN CON CARLOS GARDEL
Se podría afirmar que José Betinotti era un payador suburbano de las orillas, un payador porteño, un payador al que no le interesaba el contrapunto, aunque no rehuía al mismo si tenía que confrontar con otro colega, como vimos anteriormente. Pero donde más cómodo se sentía era en la improvisación individual a pedido del público.
Sus dotes vocales eran muy superiores a todos los demás payadores de su época, ya que sin tener un caudal vocal importante cantaba con un refinado gusto como se verifica escuchando sus grabaciones y cotejándolas con la de los otros, que también llevaron su voz al disco.
Por esa razón fue el payador que más rápido se avino a convertirse en “cantor criollo”. Varios de sus poemas fueron por él musicalizados y grabados en los sellos discográficos “Era”, “Columbia Record” y “Atlanta” (1910-1914) y de tal modo, sus canciones adquirieron rápidamente el favor popular.
Entre sus títulos más recordados podemos citar “A Vázquez”(En memoria del payador apellidado de esa manera del que fuera gran amigo) “Desengaño”, “Como quiere la madre a sus hijos” “Tu diagnóstico” y tal vez su más popular y recordada obra “Pobre mi madre querida”. Estas tres últimas obras fueron grabadas en distintas etapas de su carrera por Carlos Gardel de quien Betinotti fuera padrino artístico.
Una atenta escucha de las grabaciones efectuadas por Gardel en 1912 y los registros de Betinotti de aquella época ponen de manifiesto la similitud entre el estilo del gran payador y el insigne cantor nacional. La influencia de Betinotti en el canto de Gardel en esos tiempos es notable. Gardel le otorgaría la impronta de su lírica, pero la base betinottiana de su estilo es innegable.
Fue Betinotti quien lo apodaría “El zorzalito” y quien lo llevara por los comités políticos para hacerlo conocer, y con ese apodo lo presentaba a la hora de cantar. La grabación de “Pobre mi madre querida” de Gardel es de los tiempos en que compartía andanzas con Betinotti.
Gardel supo seguir en el período 1907-1911 a los payadores y cantores Betinotti y Ambrosio Rio, del que también se hiciera muy amigo. El dueto Betinotti-Rio improvisaba intercaladamente. Era habitual que un payador iniciara la improvisación y el otro lo siguiera, pero sin entrar en contrapunto sino en complemento. Además de ello, también entonaron para el disco canciones criollas, valses, cifras y otros géneros camperos a dos voces, como cualquier dúo consagrado. Hicieron giras por la provincia de Buenos Aires y por Santa Fe. Grabaron para la casa Tagini.
Luego de las coplas improvisadas por Betinotti y Rio, ambos payadores solían presentar a Gardel (Gardés en los primeros tiempos) como el joven baluarte del arte cantoral, no payadoril. El Morocho, o más bien el “Zorzal” como lo anunciaban los dos grandes payadores, proseguía el espectáculo con estilos y vidalitas.
Betinotti y Rio concurrían al Café O’Rondemann del Abasto para requerir el concurso de Gardel para otras presentaciones en fiestas privadas y comités. Aparentemente, la primera vez que lo escucharon dijeron ambos: “Con este muchacho no podemos competir, menos mal que somos payadores”. Era cierto. Gardel nunca dominó el arte de la payada, pero abrió campo en el arte del canto criollo. Betinotti y Rio vivieron la transición del arte payadoril al del canto nacional. El disco hizo que las canciones se aprendieran de memoria relegando la función del payador.
3. BETINOTTI Y SUS VERSOS
Los versos de Betinotti tuvieron la influencia de Almafuerte, de Evaristo Carriego, de Andrés Cepeda, pero fue su impronta personal la que consolidara todas estas vertientes literarias en un estilo propio, quizás más cotidiano y más sentimental, con un tono más romántico.
Por su ferviente apoyo a Leandro Nicéforo Alem a quien le escribiera estas octavas, entre otras tantas, fue considerado “La voz de la Unión Cívica Radical”
“Al ilustre ciudadano
De preclaro patriotismo
Que consagrado al civismo
Supo luchar por el bien
Que si dejó vinculado
Su nombre en honrosa historia
Es digno de la memoria
El doctor Leandro N Alem”
Por designio del destino, tanto él como Gabino Ezeiza, que bregaron con tanto fervor por la causa de los desposeídos, murieron sin poder ver el triunfo de Hipólito Yrigoyen y su ascenso a la presidencia de la Nación en 1916. Trabajó con mucho entusiasmo por el sufragio universal, en 1912.
Siendo ya un cantor reconocido, y pese a su filiación radical, supo cantar también para sus adversarios. El Dr. Benito Villanueva lo subvencionaría para cantar en comités y actos políticos. Gardel fue varias veces de la partida en estas huestes.
En 1912, publicaría sus versos en la obra “De mi cosecha”, luego reeditados por Andrés Pérez Cubero (1928); en dicho libro reuniría gran parte de su obra. Según Orlando Del Greco, se había conocido un folleto con anterioridad: “Mis primeras hojas” y también dos libros con poemas y canciones: “Ideal de mi esperanza” y “Lo de ayer y lo de hoy” (1909).
4. SU FIGURA
Betinotti fue para el canto payadoril una excepción. Su prosa y su canto no abrevaban en lo netamente campero como la mayoría de sus colegas. Era más bien una prosa romántica, nostálgica y a la vez rebelde, como lo muestran sus versos destacando el accionar político de Leandro N Alem. Su arte se lució en cafés, comités, teatros de pueblo y grandes caravanas de circo, entre las que se destaca la compañía del payaso Franz Brown, con quién recorriera el país y el Uruguay.
Fue cantor de una gran sensibilidad, le cantó a las madres, a las novias, a los que sufren por amor, fue el payador romántico por excelencia. “Pobre mi madre querida” tal vez su obra más conocida, aún hoy se sigue escuchando. Fue llevada al disco por Hugo Del Carril, Alberto Castillo y cantantes como Sandro, Palito Ortega y muchos otros en América Latina.
Gardel le escribió desde Francia a Doña Berta en 1931, contándole sus andanzas con Charles Chaplin en París y Niza. El cantor le contaba a su madre que el gran Charlot se emocionaba cuando Gardel le cantaba “Pobre mi madre querida”.
La vida de José Bettinotti fue retratada en muchas composiciones artísticas posteriores. La más recordada de ellas fue la milonga de Sebastián Piana con versos de Homero Manzi que lleva su nombre.
“Mariposa de alas negras volando en el callejón” escribió Manzi en alusión al famoso moño volador que sabía lucir Betinotti. También el gran poeta de Añatuya, cineasta de fuste, llevó al cine la vida del vate. Escribió y dirigió el filme “El último payador”, tan bien caracterizado por Hugo Del Carril. María, la viuda del homenajeado, le contó a Manzi varios detalles que fueron tenidos en cuenta en la película, como la escena final de la cuerda de la guitarra que se rompió momentos previos a la muerte de Betinotti. Con el título de "Pobre mi madre querida", Manzi ideó toda una obra para hacer una película aparte.
José Betinotti no fue “El ÚLTIMO PAYADOR”, pero si el mas recordado. Murió cuatro días antes de cumplir los 37 años. En el altar de los grandes del canto popular su figura tiene asegurada un lugar de preeminencia en el corazón del pueblo.
Bibliografía consultada:
MOYA, ISMAEL: “El Arte de los Payadores”, Bs. As., Editorial P Berruti 1959
DE LA FUENTE, ALFREDO: “El Payador en la cultura Nacional”, Bs. As. Editorial Corregidor, 1986
SÁNCHEZ SIVORI, AMALIA: “Diccionario de payadores”, Bs.As. Editorial Plus Ultra 1979