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ALFREDO DE ANGELIS

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ALFREDO DE ANGELIS

INICIOS DE SU CARRERA EN EL TANGO

Por Pablo y Carlos Taboada

 DE ANGELIS, ALFREDO

“El colorado”

(Pianista, compositor y director de orquesta típica. Gran difusor del tango)

(Adrogué, Pcia. Buenos Aires, 2 de noviembre de 1912- Banfield, Pcia. Buenos Aires, 31 de marzo de 1992).

Introducción 

Alfredo De Angelis nació en la localidad de Adrogué, en el sur del Gran Buenos Aires en 1912. Vivió parte de su vida allí y otra en la cercana localidad de Banfield. Se lo apodaba “El Colorado de Banfield”, no solamente por su vecindad con la barriada aquella, sino por su condición de hincha fanático del club de fútbol “Banfield”, del cual era aficionado y socio. Su pasión futbolera hizo mella en su aire de compositor y de tal suerte, nació en tango “El taladro”, dedicado al equipo de sus amores.  

Su padre Virgilio, era hermanastro del gran pianista y compositor Samuel Castriota. Por esa sencilla razón, Alfredo sintió desde niño atracción por la música. Su tío concurría a la casa de Adrogué desfilando a veces con Pascual Contursi (dato que prueba la amistad de ambos y no la enemistad que se les adjudicaba en la tradición dogmática de los tangófilos), o con Belisario Roldán quien fuera padrino de Alfredo, o también con José Ricardo, José Razzano y Carlos Gardel, entre otras figuras que nuestro biografiado conoció en su infancia.  

Su madre se llamaba Ana Techi y tuvo otros tres hijos como Virgilio (h), Reinaldo y Tulio. Alfredo cursó la escuela primaria en el colegio  N° 1 de Adrogué. En ese establecimiento educativo, debutó como músico. Pero su primer instrumento no resultó ser el piano, sino el bandoneón. En efecto, como Alfredo tenía facilidad para la música, su padre lo puso bajo las ordenes de un profesor amigo de apellido Olson. Debutó como fueyero en un festival escolar y estrenó allí su primer tango, que pasó al olvido: “A mis compañeros”.  

Seguidamente, estudió piano con la profesora Aratti y en 1924, obtuvo su diploma de profesor de piano, teoría y solfeo. Terminó la secundaria en Banfield y trabajó como tenedor de libros en algunas casas de comercio.  

Pero como muchos de los músicos que se iniciaban entonces, De Angelis se empleó en una casa de música, sita en Corrientes y Montevideo, donde despuntaba el vicio del piano para estimular la venta de discos, partituras  e instrumentos. De esa manera, matizó los negocios comerciales y la música, hasta que tuvo una oportunidad para dedicarse de lleno al piano.  

SUS PRIMEROS TRABAJOS COMO PIANISTA 

Además de la tienda donde oficiaba de vendedor musical, De Angelis tuvo una posibilidad pianística como profesional en 1931. Al estar en el microcentro porteño ubicado como vendedor de música, tuvo contactos que le valieron la posibilidad de un contrato por ochenta pesos mensuales para sumarse como elemento estable en la academia de baile “Antonini” de la calle Suipacha, muy famosa en aquel entonces. Hacía dúos de piano con Benjamin Binstock, quien luego fuera un reputado médico-cirujano. Ellos ejecutaban tangos, valses y otros géneros, mientras los estudiantes tomaban clases de baile. Recordemos que en esos lejanos años, en las academias de baile, tocaban músicos en vivo, en lugar de la pasada de discos tan habitual hoy día. De Angelis actuó durante un año en esa institución. 

En 1932, tuvo una importante tarea: la de reemplazar supletoriamente por dos meses al pianista Juan Polito en la orquesta del maestro Anselmo Aieta. Actuó junto al gran bandoneonista en el famoso palco del Café Germinal de la calle Corrientes, hasta que retornó el pianista titular.  

Luego, consiguió un puesto estable como pianista animador de películas mudas, en el Cine Maipú de Banfield. En 1933, se sumó al conjunto de “Santiaguito” en calidad de pianista, trabajando en un teatro de Lanús. En la compañía teatral de Santiaguito, el galán cantor era nada menos que Carlos Dante. De esa época, data el primer acompañamiento de Alfredo al gran cantante, que luego sería su gran amigo y también el símbolo cantoral de su orquesta, junto con el gran Julio Martel.  

Pero el plato fuerte vino en 1934, cuando fue llamado para ocupar la plaza de pianista en la orquesta del maestro Graciano De Leone, compositor magistral de la guardia vieja. (Recordemos el tango “Un lamento”). Debía reemplazar desde el piano la vacante dejada por Nicolás Vaccaro, que había formado su propia agrupación con los Malerva y Francisco Fiorentino. Trabajó todo el año con De Leone, hasta que en 1935, secundó a Juan Giliberti, cuando el señero cantor y compositor regresó al país, después de haber actuado como diez años recorriendo Europa.  

A mediados de los años treinta, Alfredo De Angelis, ya era un curtido pianista en el ambiente del tango.  

SU PRIMERA ORQUESTA CON DANIEL ALVAREZ 

En 1936, De Angelis reunió su primera orquesta conjuntamente con el excelente bandoneonista Daniel Alvarez, quien había tocado varios años con el maestro Francisco Lomuto. Con Alvarez, co-dirigió su primera agrupación. Actuaron en radio y en el Café Germinal de la calle Corrientes. Alvarez compuso grandes tangos como “Mar de fondo”, “Aquel nocturno” y “Como se muere de amor”, que fuera con el tiempo, incorporado al repertorio de Alfredo De Angelis, luciéndose en el cantable, el genial Floreal Ruiz. 

La dupla De Angelis-Alvarez permaneció estable  en Buenos Aires hasta el año 1937.  En 1938, la dupla realizó una extensa gira que duró buena parte del año y que se extendió por varias provincias argentinas.  

LOS MENDOCINOS Y LA BASE DE SU PRIMERA ORQUESTA 

En 1939, De Angelis se sumó a la orquesta del conocido director Francisco Lauro, alias “El Tano”, denominada “Los Mendocinos”, donde oficiaban de bandoneones el director y Juan Sánchez Gorio. Con esta agrupación trabajó en Radio Belgrano, y en los cafés “Germinal” y “Nacional”, de la calle Corrientes. También grabaron para la casa Víctor. Dos años estuvo De Angelis con el tano Lauro, hasta fines de 1940.  

En 1941, el empresario Juan Salas le pidió a De Angelis que organizara una orquesta para tocar en el cabaret “Marabú” de la calle Maipú. Con la base de la orquesta de Lauro, -sin contar a éste y a Sánchez Gorio que formó otra agrupación-, debutó De Angelis en la boite nocturna. En esta primera orquesta el cantor era Héctor Morea, quien no llegó a grabar.  

De Angelis en el piano y dirección; Carlos Cubría, Eduardo Talián,  Guillermo Vilar y Alfredo Dafuncio en bandoneones; Alfredo Raúl Vilar, Wenceslao Cinosi, Alberto Cicero e Hipólito Carón en violines; y Hugo Besnatti en contrabajo, fueron el plantel de la primera orquesta dirigída integramente por Alfredo. Salvo excepciones claro, estos músicos estuvieron muchos años al lado del compositor de “El taladro”. (El gran periodista y dibujante del tango, Jorge Palacio Faruk, decía en la Revista Los Grandes del Tango N° 17 dedicada al maestro De Angelis, de donde tomamos varios de los datos expuestos, que la orquesta era una cooperativa).  

A partir de entonces, el éxito de De Angelis fue imparable y arrollador. En la próxima entrada, recordaremos los grandes bailes de carnaval en la década del cuarenta, los grandes cantores como Floreal Ruiz, Carlitos Dante y Julio Martel, los discos Odeón que se vendían de a cientos de miles, las giras por el interior del país y por los países sudamericanos, las audiciones de radio en los programas del “Glostora Tango Club” y sus éxitos como compositor de tangos instrumentales o en sociedad con el gran letrista, José Rótulo. 

Actualizado ( Domingo, 08 de Diciembre de 2013 18:13 )  

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