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JOSÉ RIAL

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JOSÉ RIAL

UNA PLUMA GARDELIANA

Por Pablo Taboada

 

JOSÉ RIAL

Poeta y letrista de tangos. Guitarrero y cantor aficionado.

(Buenos Aires, 14 de noviembre de 1896-8 de julio de 1954)

José Rial nació en la barriada porteña de Parque de los Patricios, en el año 1896. Como nos comenta nuestro amigo Eduardo Visconti en página colega, el padre de Rial -que también se llamaba José y por lo tanto, el poeta gardeliano firmaba como Rial hijo hasta la muerte de su progenitor, donde pasó a firmar como José Rial solamente-, gustaba de los versos y las cosas criollas y en esa suerte, vivenció desde niño el amor por las raices culturales nuestras.

Fue así que siendo muy joven, comenzó a tocar la guitarra y cantar en su barrio, Parque de los Patricios, donde conoció e intimó con el guitarrista Guillermo Desiderio Barbieri. Desde 1915, colaboró con el conjunto “Gloria, Patria y Tradición”; con Barbieri y otros músicos, llegando a trabajar en cafetines y teatros de barrio.

En esos andares, conoció e intimó también con el poeta de Boedo, Dante A. Linyera y colaboró con su pluma para la revista que dirigía éste, “La canción Moderna”, aunque no faltaron sus colaboraciones como poeta en “El alma que canta” o “El canta claro”.

Legó a la canción popular varias joyas de enorme interés para el repertorio de Gardel. Dada su amistad con Barbieri, escribió hacia 1923, la letra del vals “Rosas de otoño”, éxito desde el disco que Gardel grabó de inmediato y circuló con fortuna desde 1924. Por intermedio del guitarrista, logró frecuentar el mundo gardeliano, llegando a ser un buen amigo del cantor. En ese marco de preferencias personales por algunos poetas, Gardel confiaba en los talentos de Eugenio Cárdenas y José Rial, para completar letras de sus guitarristas o colaboradores.

A guisa de ejemplo, debe recordarse que José Rial colaboró en muchas ocasiones con Rafael Rossi. Esto pasaba, porque Rafael, era intimo de Barbieri y bastante amigo también de Gardel y solía ayudar al señero guitarrista en los ensayos musicales. Rossi, oficiaba de pasador de melodías para Ricardo y Barbieri, ya que ninguno de los dos tenían formación teórica. En ese sentido, el fueye de Rossi, se aprestaba a hacer oir las melodías a los guitarristas de Gardel, en el barrio de Parque de los Patricios. Esta función, como la de llevar al pentagrama las melodias de los violeros, la ejerció muchas veces (no digo que haya sido el único, pero sí el más asiduo para esos menesteres), hasta la llegada al conjunto de José María Aguilar, quién dados sus conocimientos técnicos, lo suplió en esa tarea. Gardel supo también participar de esas tertulias, lo mismo que José Rial, artista de la zona. Ese tipo de reuniones, cimentó la relación entre Barbieri con Rossi y Rial y llegaron a trabajar juntos en la creación de varias composiciones famosas.

Tras el éxito de “Rosas de otoño” (llamada en los años veinte, “La cumparsita de los valses”), llegó un tango con Barbieri: “Pobre amigo”. Este magistral tema, fue llevado al disco por Gardel, haciendo de sus versos una creación inigualable. La pluma de Rial, pintaba palabras como estas

“Mi pobre amigo leal y sincero,

Fue compañero de juventud

Y torturado por un quebranto

Perdió el encanto de su salud

En sus momentos espirituales

Era sublime y en su capuz

Sobre abrigaban nobles ideales

Como raudales de blanca luz” 

Hacia 1925, escribió “Doña Rosario”, chacarera dedicada a la mujer del compositor de la obra, Guillermo Barbieri. El tema fue cantado y grabado en dos oportunidades por el dueto Ruiz-Acuña, y fue un gran éxito popular. En 1926, llegó el turno de “La casita blanca”, también con Barbieri. Con éste, también escribió “Flores azules”, siendo estos temas del reportorio del dúo Ruiz-Acuña.

En 1927, volvió al repertorio gardeliano con un tango de fuste: “Ebrio”, que lleva música de Rafael Rossi. Mientras que con los guitarristas de Gardel (Ricardo y Barbieri), escribió la letra de “Resignáte, hermano”, que Gardel llevó a España, y grabó en Barcelona. (Los guitarristas de Gardel lo grabaron en París y Fresedo lo registró en Buenos Aires con su orquesta). Al regresar a Buenos Aires, Gardel le grabó “Corazoncito” (Ñafa), con música de Rafael Rossi. 

“Corazoncito triunfal, tus vivos latidos son

Armonia celestial, pedazos de vibración

Sentidas notas que dan, horas de satisfacción

Dulces ternuras que están, ligadas a mi pasión

Mis anhelos son colmar, tu amoro frenesí,

Tu me jurastes amar, amarte te prometí,

En mi siempre vivirás, serás gloria para mi

Y que más podré brindarte, si ya todo…te lo dí. 

Gardel volvió a grabar el vals “Rosas de otoño” en los estudios de la Odeón francesa en 1929. Siempre lo cantaba en sus presentaciones y giras y decidió actualizar la versión, siendo la primera placa eléctrica que el cantor hiciera de la obra, ya que poco después, la llevaría nuevamente al disco con la orquesta de Canaro y también la filmaría en cortometrajes sonoros para cine. Todos estos datos, marcan la enorme popularidad y la vigencia ininterrumpida del vals, en las simpatías del público.

Gardel grabó en París el tango “Primero yo” de la dupla Rossi-Rial, pero dicho registro no fue publicado. Tiempo después, lo grabó en Buenos Aires y en esa ocasión, el título se publicó. Pasa que del tango, Rial escribió dos letras. ¿Será la misma letra, la que Gardel registró en Buenos Aires? La letra conocida dice:

“Podés pasar por mi lado, como pasastes anoche

Inflada de despostismo con lisrismo de cartel

Podés pasar por mi lado, hacer de risa  derroche

Como perfecta guaranga estás en tu gran papel

Saliste de mi academia con nociones de cultura

Yo te di los mejorictos ejemplos de educación

Pero ya estoy convencido que por tu cabeza dura

No debi perder el tiempo en darte tanta lección” 

La letra desconocida dice en cambio:

“Evocando tu recuerdo, imagino tu ternura

Tu palabra alentadora y tu risa de cristal

Concebí para quererte en mi máxima locura

El delito de ofrecerte un cariño sin igual

No bastaba la grandeza de ser noble de ser bueno

No faltaba la pureza de mi fiel adoración

Por el tono de tu orgullo y tu raro desenfreno

Vi rodando poco a poco mi castillo de ilusión” 

Gardel también le grabó en París, otro tango con sello de Barbieri: “Se llama mujer”. Este tango tiene enormes virtudes narrativas.

“Pasa por mis barrios, un hombre barbudo

Marcando la pena de su soledad

Y por las facciones de su rostro rudo

Se observan los rasgos de temprana edad

Se hacen comentarios en favor de su alma

Dicen que bueno, generoso y fiel

Presenta apariencia de llevar con calma

Una vida brava, misteriosa y cruel 

Hombre misterioso que pasas de largo

Nunca tus tristezas nos querés contar

A pesar de todo yo sé sin embargo,

La melancolía que te tiene mal 

Mirando la ruina de tu hogar desecho

Ves la vida clara y pensás mejor

El pebete blanco que adornó tu lecho

Y la nube negra que eclipsó tu sol

Bendita la calma que con gran acierto

Infunde en tu vida férrea voluntad

Y en el duro trance de tu mal momento

En la compañera de tu soledad

Vaga por las calles misteriosamente

Nadie su desdicha, logrará saber

Carece de amigos, vive pobremente

Su pena más honda, se llama…mujer 

En 1930, Gardel le grabó un tango de cuño propio en música y letra. “Hágame el favor”, narra el rídiculo de la guapeza y del machismo de la época. La letra, es sencillamente genial

“Pa' que andás tallando que te tengo miedo

Que me faltan fuerzas para corajear

Podrá ser manía pero yo no creo

A mi me parece que no estoy tan mal

Pa' que via' quitarte lo que se fue solo

Pa' que andar sonseando cosas de mujer

Andaba rabiando por otro chingolo

Le gusto tu asunto agarró y se fue 

¿Qué querés que hiciera, que con arrebato

Soltará rugido de desesperao?

Si yo nunca tuve, impulso de guapo,

¡Qué querés que le haga, si nací cansao! 

Por estas razones me verás sereno

Porque francamente no le doy valor

Si yo no acostumbro a morder el freno

Por una pollera ¡Hágame el favor!

Yo ya pertenzco a la clase nueva

Y por amor propio vivo a lo sultán

Siempre tengo varias como de reserva

pa' cubrir las faltas de las que se van

Si de nada vale, demostrár guapeza

Frente a los prejuicios de la sociedad

Pelear por mujeres cuando se progresa

Es gastar coraje y perder moral".

Este tango, también lo grabó Jorge Durán con guitarras, en su etapa como solista. 

En 1930, escribió la letra de un tango del pianista Luis Visca “No la contés grande”, que llevó al disco Charlo con las guitarras de Besada, Arrieta e Iglesias, para los discos Nacional-Odeón. En 1931, Gardel grabolé en París, otro tango de carácter turfístico, que Rial escribió para musicalizar una melodía de Barbieri: “Preparate pal’ Domingo”. Esta fue la última pieza que le llevara al disco Gardel.

Otras de sus obras conocidas son la chacarera “La picardía”, que con música de Barbieri grabaron y filmaron para la película “El amanecer de una raza” (1931), el dúo Ruiz-Torres; el estilo "Poncho castaño" , éxito de la cancionista Amalia De la Vega y el bailecito boliviano “Uno, dos y tres” con músicas del bandoneonista Miguel Buchino (no confundir con el bailarin Miguel Bucino); “Buena pilcha” (grabó Firpo) y “Ponéte paquete” con música de Rafael Rossi; “Bailarín”, música y letra en colaboración con Dante Linyera que grabaron Ruiz-Torres. También escribió polcas y rancheras con Enrique Rodríguez.

A diferencia de otros autores, Rial no escribió en cantidades, aunque se diferencia de muchos de sus colegas, en algo más sustancial: no podemos encontrar entre sus títulos, ninguno que no sea de alto nivel literario.

José Rial, falleció en 1954 y sus restos descansan en la Chacarita, vecino al mausuleo de Carlos Gardel.

Actualizado ( Domingo, 07 de Abril de 2013 00:28 )  

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