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ALBERTO PODESTÁ

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ALBERTO PODESTÁ

RESUMEN DE SU CARRERA

EN EL TANGO

Por Pablo Taboada

Con el mejor respeto de los integrantes de esta página, dedicamos este ensayo a Don Alejandro Washington ALÉ, gloria vigente de nuestro cancionero.

PODESTÁ, ALBERTO: (Alejandro Washington Alé; San Juan, 22 de septiembre de 1924).

NOTABLE CANTOR DE TANGOS.

El gran cantor sanjuanino Alberto Podestá, reviste hoy carácter de maestro indiscutido para el tango argentino. En reconocimiento de su inmensa labor cantoral, valgan estas merecidas palabras en son de homenaje a su entrañable difusión en pos de nuestra música típica.  

1. SUS INICIOS EN SAN JUAN. EL CASO DE GARDEL Y OTROS ARTISTAS

Como es sabido, Alejandro Washington Alé, nació en la cuyana San Juan en el año 1924 y allí estudió la escuela primaria. Su madre, de apellido Podestá, quedó viuda cuando él y sus cinco hermanos eran chicos. En ese orden, trabajó como chocolatinero en un cine de su ciudad natal. Un tío suyo, trabajaba como inspector de las películas Paramount y lo hacia ingresar a los biógrafos, donde prontamente quedó impactado por las películas francesas de Carlos Gardel. Este hecho encadenó su amor al canto y desde niño incorporó las canciones del astro a su repertorio, cantando para su madre en patios y fiestas familiares. Prontamente, se destacó en el colegio como “Gardelito” con “Por tus ojos negros” y “Melodía de arrabal” y lo hicieron participar en la audición de la emisora Radio Los Andes, en el programa “Rayito de sol”, donde se promovían las inquietudes artísticas de los colegiales.

En 1933, tuvo la suerte de ver cantar personalmente a su gran ídolo Carlos Gardel en el Cine-Teatro Cervantes de San Juan. Gardel viajaba en gira por las provincias cuyanas difundiendo sus recientes películas. Su tío, inspector de cine, hizo que ingresara a la sala. Primeramente se exhibió “Melodía de arrabal” y luego se presentó el magno cantor. Podestá recordaba en las entrevistas televisivas que se le efectuaron, que en el escenario había cinco sillas vacías y los banquitos que los guitarristas antiguamente solían usar para apoyar el pie. Los acompañantes fueron ingresando de a uno y eran aplaudidos por el público. Entraron Riverol, Barbieri, Vivas (no Aguilar  como erróneamente manifiesta Podestá) y Pettorossi, quien llamó la atención del sanjuanino a causa de su inmensa altura. En efecto, Pettorossi medía casi dos metros (igual altura ostentaba el cantor Fernando Díaz) y no pasaba desapercibido. Finalmente, salió al escenario Gardel y la gente estalló de algarabía.

Aprovecho la ocasión para resaltar que siempre se esgrimió que Gardel habría sufrido una silbatina en San Juan por las llamadas huestes del clan radical –fanáticos seguidores de Yrigoyen-, que no le perdonaba su grabación del tango “Viva la patria”. Es interesante destacar que Podestá no hizo referencia alguna a un supuesto desprecio. Las fotos que tenemos de Gardel en San Juan de 1933 nos muestran gran camaradería y admiración de las autoridades y periodistas locales que le ofrecieron una recepción gastronómica. O el incidente fue menor, o bien se produjo en la función siguiente o bien deberíamos confirmar si el suceso (dando por válido lo que algunas crónicas de época comentaban), su produjo en 1930 y no en 1933. Para ello habría que reformular todo el diario del viaje del cantor, dogmáticamente repetido en la obra de Morena, aunque ya es hora de que todo ese calendario vetusto se reformule de una buena vez a la luz de los nuevos datos originales que hemos recopilado. No digo con esto que la difamación fue gestada por prensa insidiosa o que los datos en la obra de Morena estén errados (en algunos casos, si), sino que en toda investigación seria para confirmar un acontecimiento, se debe inexorablemente poner a prueba la certeza empírica de lo que suele manifestarse.

Volviendo al personaje central, el pequeño Alé se hizo famoso en San Juan. No era un niño más, debido a que desde los nueve años cantaba para los programas de la radio local y en el palco del “Atlantic” con la orquesta de Igarzábal. Ese período que va desde 1933 hasta 1939 (o sea, desde sus nueve hasta sus quince años), puede ser medianamente corroborado merced a algunas pruebas discográficas efectuadas según Podestá en discos de fonopostal, que grabó con la orquesta del maestro Alberto Igarzábal. Entre algunas versiones se conservaron el tango de Manuel Jovés y Manuel Romero “Buenos Aires” y “Corazón”, el reciente éxito de Carlos Di Sarli y Héctor Marcó.  En dichas versiones, se percibe un claro perfil gardeliano del juvenil Podestá, que poco a poco iría abandonando para nutrirse de su estilo propio tan peculiar por cierto en la década del cuarenta. 

Su rol de cantor provincial le granjeó la posibilidad de lucirse frente a los artistas de Buenos Aires que pasaban en gira por San Juan. Hacia 1939, cantó en privado tanto para Hugo del Carril (recuerda Podestá que lo secundaron los propios hermanos Puccio en guitarras), y para el dueto cómico Buono-Striano. Tanto Salvador Striano como Hugo Del Carril le aconsejaron ir a probar fortuna a Buenos Aires y se comprometieron a ayudarlo hasta ubicarlo en alguna radio u orquesta. 

 2. SU LLEGADA A BUENOS AIRES. JUAN CARLOS MOREL CON MIGUEL CALÓ

Podestá recordaba que Striano oficiaba de protector y de una especie de representante que le conseguía pruebas en las radios (incluso en Belgrano), pero lo asesoraba de manera reticente en el sentido de que no aceptara cualquier contrato de poca monta. Siempre lo presentaba en sociedad, en las reuniones de artistas y así cantó en privado para Amanda Ledesma y Libertad Lamarque.  

La suerte le abrió sus puertas cuando le consiguieron una prueba con Roberto Caló en la boite “Paradise”. Como Podestá tenía quince años, solo podía cantar en las matinés. A Caló le gusto tanto la forma de cantar del joven, que lo recomendó para la orquesta de su hermano Miguel. Fue entonces que hizo una prueba para esta agrupación y quedó para cantar en el cabaret “Singapur”, por las tardes. Allí conoció a sus grandes amigos Osmar Maderna, Raúl Kaplún, Armando Pontier y Enrique Mario Francini, quienes en aquellos años, revestían en las filas de Miguel Caló. Las presentaciones del sanjuanino en la orquesta de Miguel Caló las hacia con el nombre artístico de Juan Carlos Morel. La historia del apellido Morel se remonta al vocalista Alberto Morel que cantara con Caló a mediados de los años treinta. Se recuerda su bella voz en las grabaciones de “Nostalgias” de Cobián y Cadícamo y de “La pequeña Shirley” en 1936. Morel había integrado un famoso trío que lamentablemente no dejó grabaciones: Morel-Lesende-Mora, junto al cantor Antonio Rodríguez Lesende y el sublime músico Joaquín Mauricio Mora. Morel murió muy joven y su lugar fue tomado momentáneamente por Roberto Caló quien ofició de cantor -había sido solista en radio-, lo que hiciera confundir a éste con Morel y a Morel como uno de los hermanos Caló. La cuestión es que a modo de homenaje, a Alejandro Washington Alé, lo bautizó Caló como Juan Carlos Morel.

Pero a diferencia de lo que suele explicar el propio Podestá (que no está obligado a conocer los detalles de las discografías), su nombre era anunciado en radio o en programas en vivo pero no en los discos, ya que en aquella época en la casa Odeón se anunciaba en la etiqueta “tango con estribillo” sin expresar el nombre del cantor (a diferencia de la Víctor que siempre designaba a los vocalistas). Esta costumbre empezó a modificarse hacia 1942 y 1943 cuando Podestá pasó al sello Víctor con el maestro Di Sarli. (Los discos de José García empezaban a anunciar a Alfredo Rojas, los de Lucio Demare a Juan Carlos Miranda y los de Alfredo De Angelis a Floreal Ruiz. Excepción a la regla, los discos de Canaro que solían por motivos contractuales y de publicidad anunciar a Ernesto Famá o Francisco Amor en los catables). Con el correr del tiempo, en las reediciones de LP, se lo presentó como Alberto Podestá.

Esta etapa de Alé con Caló entre 1939-1942, ha dejado en el surco del disco recuerdos de placas perfectas como “Bajo un cielo de estrellas” (1941) y “Pedacito de cielo” (1942) dos preciosos valses de Francini, “Dos fracasos” (1941), bello tango de Miguel Caló y Homero Expósito; “Yo soy el tango” (1941) de Domingo Federico y Expósito y el corrido con aire de polca del propio Caló, “Me casé con un sargento”.  

3. PRIMERA ETAPA CON DI SARLI. PEDRO LAURENZ Y BREVE RETORNO CON CALÓ

Pero en 1942 pasó a las filas del maestro Di Sarli, trabajado con esta orquesta en el “Marabú”, en programas de Radio El Mundo y en los bailables de los clubes. La paga de la orquesta de Di Sarli era estupenda y superaba ampliamente la ya buena cantidad de dinero fijo que ganaba con Caló. Di Sarli lo rebautizó como Alberto Podestá en alusión a su apellido materno. En la Víctor dejó varios sucesos en esta primera etapa junto al creador de “Milonguero viejo”: podemos recordar tangos como “Al compás del corazón”, “Nido gaucho” “Sombras del puerto”, la milonga “Entre pitada y pitada” y el vals “Estampa federal”.

En 1943 requirió sus servicios Pedro Laurenz y nos legó otras grandes creaciones en discos Odeón como “Alma de bohemio”, de Firpo y Caruso “Garúa” de Troilo y Cadícamo, “Recién” de Osvaldo Pugliese y Homero Manzi, “Patria mía” de Pedro Laurenz y Héctor Marcó. En esta etapa vuelve a colaborar con Caló (ahora sí como Alberto Podestá), en una grabación cumbre: la del tango “Percal” de Domingo Federico y Expósito, logrando con este título el gran éxito que le abrió la fama en el resto de los países del continente, donde se asociaba la grabación del tango con el cantor. 

 3. ALBERTO PODESTÁ CON CARLOS DI SARLI. FRANCINI-PONTIER

Hacia 1944, el cantor vuelve a trabajar con Di Sarli. Esta etapa por demás fructífera le ha regalado a la década del cuarenta versiones exquisitas como los tangos “Nada” de José Dames y Horacio Sanguinetti; “Cero al as” de Arturo Galucci y  Francisco Bohigas, “Motivo sentimental” de Emilio Brameri y el Dr. Carlos Bahr y la notable creación de “La capilla blanca” de Di Sarli y Marcó.   Para 1945 Podestá se sumó a la novedosa y excelente agrupación comandada por Enrique Mario Francini y Armando Pontier y siguió ligado a la casa RCA VICTOR grabando con esta típica. De 1946 data la brillante grabación que el sanjuanino hiciera del tango de Pontier, "Margo". Actuaban habitualmente en “Sans Souci”, “Montecarlo”, “Picadilly” y “Tibidabo”. Pero en 1947 vuelve a colaborar con Di Sarli grabado entre otras joyas los tangos “Por el camino”, “Dinero dinero”; “La canción más triste” y “Soy aquel viajero”. Regresó con Francini-Pontier y en 1949 grabó a dúo con Julio Sosa el precioso vals de Francini y Sanguinetti “El hijo triste”. En 1950, con el mismo rubro orquestal apareció en la película “Los Perez García” con el  inolvidable actor Juan Carlos Altavista.   

4. TRAYECTORIA COMO SOLISTA

En 1951 inició su carrera como solista actuando en radio Splendid, el Tronío y el cabaret Maipú Pigall de Buenos Aires. Grabó algunas placas con guitarras para la marca de discos PAMPA. También inició su periplo por los caminos de las Tres Américas cantando en el Uruguay y en Chile (donde había estado algunas veces con las típicas precedentes) y fundamentalmente en Colombia donde era muy querido y donde grabó numerosos discos y donde trabajó con Joaquín Mauricio Mora. Pero también recorrió con sumo suceso Venezuela, Puerto Rico, los Estados Unidos (actuando con éxito en Nueva York, Chicago, Filadelfia, Boston y Los Angeles), República Dominicana, México, nuevamente Venezuela (aquí grabó con “Los caballeros del tango” de Raúl Garcés) y Colombia, Ecuador y el Perú. Desde la década del cincuenta ha viajado permanentemente por el mundo. Hace no mucho tiempo llevó un espectáculo de tango al Brasil.

Grabó en varios países y en los años sesenta dejó numerosos LP. También colaboró con Miguel Caló cuando se formó la orquesta de las estrellas dejando una placa memorable de larga duración. Trabajó en la noche porteña para una gran cantidad de tanguerías como “El viejo Almacén”, “Caño 14”, “Voz tango” y fue secundado en varias presentaciones de la década del setenta por el piano del maestro Mario Valdéz. 

Podestá ha cantado varias veces para los legendarios programas de la televisión como el recordado “Grandes valores del tango”, producido por Alejandro Romay y conducido por el animador Silvio Soldán. Para la TV cantó a dúo con Alberto Marino para el viejo canal 2. Como autor se lo recuerda por el tango, éxito de su repertorio “El bazar de los juguetes”.

Alberto Podestá sigue llevando adelante la bandera de nuestro tango y todos los amantes de nuestra música rendimos homenaje y agradecemos tan loable campaña para la difusión de la cultura argentina. Vaya nuestro mejor anhelo para este cantor ejemplar llamado gratamante Don Alberto Podestá.  

Actualizado ( Sábado, 28 de Mayo de 2011 18:51 )  

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