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TEORIAS SOBRE GARDEL

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TEORÍAS SOBRE GARDEL

HISTORIA, VERDAD Y PROBLEMAS LÓGICOS

Por Pablo Taboada

Que tal amigos lectores:  

Voy  a escribir algunos pocos ensayos sobre el punto que tanto interesa a uruguayistas como francesistas -y tristemente es el único que parece importar-,  y que por ello han hecho tan complejo e intrincado, cuando no se debería haber llegado a tal punto de confusión general. Pero quiero aclarar que tanto yo como Mario Valdéz, mi padre Carlos Taboada y otros amigos coleccionistas e investigadores gardelianos que nos acompañan, nos sentimos mucho más cómodos hablando de tango. Nos gustaría hablar (y vamos a hacerlo), del Gardel artista; de los grandes músicos, poetas y compositores de nuestras música; de sus obras, impresiones y vivencias. De discos, de música autóctona y comparada, del tango en el extranjero, de cine musical, de obras teatrales tan cercanas a los tangos, de historia artística en general. Pero lamentablemente, la cantidad de información a mi criterio fútil sobre Carlos Gardel ha llegado a un grado tan alarmante de desaciertos -el aficionado ya casi no entiende nada-, que quiero asentar algunas cuestiones públicamente, que serán ampliadas en el primer tomo del TRATADO SOBRE CARLOS GARDEL, en preparación, para el cual reservaré algunas pruebas contundentes- como nuevas fotografías escolares porteñas del PIO IX nunca vistas-, que darán por finalizada la discusión.

Pero antes de ello, quiero exponer el nivel de los estudios alcanzados hasta la fecha, y hacer varias observaciones sobre ellos. 

 1. ALGUNAS BASES INDISPENSABLES

Para comenzar este ensayo quiero aclarar que la historia de Gardel no nace, desde el 24 de junio de 1935. A partir de allí, han empezado a lo sumo a publicarse notas y datos varios, como artículos periodísticos, semblanzas, revistas o libros acerca del cantor, nacido en la ciudad francesa de Toulouse, el día 11 de diciembre de 1890. Precisamente desde ese día del invierno europeo, que nace la historia gardeliana; y toda reconstrucción biográfica del ídolo debe comenzar inexorablemente desde allí; aún así, todos aquellos que consideran inadecuada la explicación francesista, y asumen la tesis uruguayista, deben partir del análisis crítico del documento de marras, puesto que la teoría uruguayista, nace a condición de que existe una partida de nacimiento francesa; más nada hay en el Uruguay que se asemeje a un dato contundente que se hubiese bastado a sí mismo como acreditador de la identidad de Gardel, de no mediar las “pre -suposiciones” de las historias de los dos (¿o tres?) Carlos Gardel, o “Jacinto Escayola” o hijo de X, o varias madres uruguayas tanto naturales como adoptivas.

Esto significa, que si no hubiese existido documentación francesa, no hubiese sido posible la tesis uruguaya, en la medida que hubiese habido documentación argentina con determinados datos, y ninguna prueba documental contundente sobre el Uruguay, que avale esa cédula o libreta de enrolamiento o pasaporte argentino con datos uruguayos.  Es sumamente importante que no se pierda de vista éste análisis lógico sobre las pruebas, porque actualmente, los embrollos discursivos y las deliberaciones sin demasiada meditación previa de ambos bandos en pugna, han hecho trasladar increíblemente la carga  probatoria, -que debería corresponder a quienes intentan demostrar que la prueba del natalicio es inconsistente-, a aquellos que siempre las han tenido.

O sea, los uruguayistas sin ningún ente sustancial, han dicho a los francesistas -que tienen todos los elementos de prueba convincentes para asociar historia y verdad a su posición-, que no están en lo cierto. Esta paradoja, ha crecido hasta llegar al ridículo de tener los francesistas que demostrar (lo que en realidad está mostrado ya), a los que nada han tenido nunca, que sus pruebas francesas tienen validez.

Este colmo tiene causas concretas:

1) Los francesistas oficiales, no han sabido nunca defender la historia tolosana con sinceridad ni claridad conceptual.

2) Los francesistas no han tomado ni frenado a tiempo el exceso de pamplinas del uruguayismo, cuya matriz  espiritual parecería estar sentada en la consigna: “miente, miente, miente, que algo quedará”.

3) El francesismo no ha reparado en las confabulaciones sin sentido lógico de los dos Gardel o las varias madres naturales o adoptivas, QUE NO RESISTEN EL MENOR ANÁLISIS CRÍTICO.

4) El francesismo no ha tomado la crítica uruguayista en todo su sentido. De haberla tomado, la hubiese hecho añicos ya hace bastante tiempo. Siempre ha navegado por el criterio de repetir el dogma de Armando Defino de la teoría de la guerra de 1914, sin ningún otro tipo de posibilidad.

5) El francesismo no ha tomado conciencia de la insustentabilidad de la teoría uruguayista. De haberse tomado el trabajo de leer algunas cosas, les hubiese sido más fácil, llegar a conclusiones contra las posiciones tacuaremboenses, sin sostener a raja tabla, cuestiones de hecho dudosas o discutidas.

6) El francesismo da lugar a las quejas uruguayistas, cuando falsifica o retoca pruebas como han hecho siempre los uruguayistas.   

En esta serie de errores, descansan hoy miles de palabras en internet o en la prensa. El uruguayismo sustentado en falacias lógicas que da por verdades de hecho, avanza contra la resistencia francesista, que no ha sabido argumentar debidamente contra la catarata de inconsistencias del Gardel uruguayo. Porque en realidad, toda la tesis de AVLIS  y sus secuaces, sólo tiene razón de ser en la invención del que parte de la falacia lógica de suponer dos Gardel, cuando existencialmente hubo uno solo. Al no poder aportar ninguna prueba documental acerca de ese otro, -en realidad jamás podrán encontrar pruebas de quien no existió nunca-, y al toparse con una serie de documentos importantes sobre el Gardel francés, optaron por la creación de dos figuras, para argumentar que las pruebas que hay del único, eran de otra persona.

Por lo tanto, esta premisa es una invención del sujeto investigador (ayer AVLIS, hoy cualquier simpatizante o reformulador de sus irrisorias teorías), y si no se la supone mentalmente, toda la tesis de AVLIS se desmorona. Pero también se sostiene una falacia enorme, en la medida que trata de desprenderse de esa presuposición cognitiva, una verdad histórica de hecho. Yo puedo imaginar que Hugo Del Carril nació en Alemania, y trazar una teoría de dos Bruno Piero Fontana, pero no puedo desprender desde ese juicio, una verdad de hecho, sin otro sustento heurístico. 

Como el francesismo no ha profundizado este tipo de reflexiones, ha dejado avanzar al otro bando. Si hoy se discute dónde fue tomada una fotografía escolar es precisamente, porque se ha llegado a este estado de la cuestión calamitoso intelectualmente, por no haberle indicado en su momento a los partidarios orientales, que no se aceptan sus suposiciones de dos Gardel y haber resuelto el pleito. Pero si seguimos discutiendo sobre acusaciones orientales, es porque no se han percatado de estas confusiones lógicas patentes, más la sin razón histórica del caso, y se ha permitido que se invierta la carga de la prueba, debiendo ser hoy, que todos aquellos que sostenemos que Gardel nació en Francia, con las pruebas en nuestras manos, tengamos que seguir dando explicaciones. 

Precisamente por ello, recojo el guante de las críticas orientales (por más triviales y burdas que sean), y me comprometo a desbaratarlas todas, una por una, desde la perspectiva lógica, metodológica e histórica.Pero también, es misión hacer lo propio con algunas torpezas francesistas -funcionales a las categorías uruguayistas-, que siguen explicando con un manual en desuso, cuestiones que serían más fáciles de explicar de otra manera. Nunca habrá sido más sencillo destruir las consignas de AVLIS, PAYSÉ, BAYARDO y otros seguidores, si se sinceran algunas cuestiones oscuras de la teoría francesa.  

2. HISTORIA FRANCESISTA

Llamo francesistas a aquellos investigadores que defienden a ultranza la teoría de Armando Defino de que Gardel, cambió sus papeles para evitar problemas con la justicia militar de su país natal por la “supuesta infracción a las leyes marciales”.

Sostengo que esta teoría es INSUFICIENTE, y que de una buena vez se tenga por exacto el empleo de las palabras que los autores expresamos. Digo INSUFICIENTE, que no es lo mismo que INEXACTA, o como en el caso uruguayo FALAZ. Más la insuficiencia, si no se percibe y no se dan las consideraciones atinadas, sí se transforma en algo INEXACTO o TURBIO. Más si tan solo se considerara la teoría francesa como INCIERTA (o sea, no sosteniendo la teoría de Defino, sino dejando abierta la posibilidad a otros motivos del cambio), estaría el panorama bastante más claro. Primeramente porque no habría lugar para que los uruguayistas atacaran algunos extremos de muy poco seriedad en el caso francés, y en segundo término, no se hubiese invertido la carga de la prueba que antes señalaba.

El francesismo deberá reconsiderar porque entre los francesistas de primera mano (ambos conocedores del círculo intimo del cantor), como Razzano o Defino, si bien ambos partidarios de la historia correcta, anunciaron distintos años de nacimiento.

El pensamiento me ordena como mínimo tres alternativas: 

a) Razzano y García Jiménez, pudieron haberse confundido inocentemente, confundiendo el año formal de la libreta de enrolamiento con el del verdadero natalicio (1887 con 1890)

b) Quisieron diferenciarse de Defino y la documentación que éste tuvo a la hora de heredar los bienes del cantor y su madre.

c) Efectivamente así lo creía (al margen de que estuviera en lo cierto o no).

En el TRATADO daré los pormenores de por qué me inclino por la posibilidad b).

Pero creo que seria productivo para el francesismo hacer este tipo de análisis lógico de las pruebas de rigor, para plantear algunas cosas, y contestar a los uruguayistas con más propiedad. En este orden de ideas, reconocer DIFERENCIAS entre RAZZANO y DEFINO dentro de la teoría francesa, no da lugar a las interferencias vaticinadas por los uruguayistas. Quien sostenga que una de las posibilidades de esa diferencia obedece a que RAZZANO quería decir con ese dato incoherente que Gardel era uruguayo, es responsable de su fantasía. No hay elemento alguno (ni de hecho, y ni siquiera en el juicio emitido por García Jiménez)  que dé margen para quién quiera deducir aquello. 

 3. HISTORIA URUGUAYISTA

Ni Mario Batistella, José Le Pera, Razzano, García Jiménez, Leguisamo  o Armando  Defino, escribieron teorías uruguayistas. Todos nos hablaron de Gardel como francés, con papeles civiles argentinos, donde constaba que había nacido en Tacuarembó, siendo este testimonio una declaración falsa del propio emisor.

Por lo tanto, el señor ERASMO SILVA CABRERA  y sus discípulos fueron los mentores intelectuales de la teoría uruguayista. A partir de esta divisoria, habría autores que se inclinarían para alguna de estas dos posiciones, sin encontrar hasta la fecha, nadie con criterio metodológicamente independiente, ni terceras posiciones ante los extremos (salvo una excepción “arriesgada” que no viene al caso). En este momento la fractura sigue vigente entre los miembros del sitio GARDELWEB, respecto de los adherentes de la  página GARDELORIENTAL.

Había esgrimido que ésta tesis (en realidad ni siquiera es una hipótesis sino un pleno sin sentido), se basa en la idea elucubrada por AVLIS, de que no era uno el chico que crió Doña Bertha, sino dos: el propio hijo de Bertha llamado Charles  Romuald Gardes nacido en Toulouse, y el otro, el hijo no reconocido de Escayola o X, y de madre X, Y, o Z, y que luego de tener varias madres adoptivas, llegó a manos de Bertha, primero en el Uruguay, luego vaya a saber donde y finalmente en Buenos Aires.

Según AVLIS, ese chico se llamaba Jacinto (aunque luego se rectificó y no confirmó el nombre del niño), y otros ni siquiera sabrían como llamarlo. Este niño sería el cantor. Sin embargo, algunos hablan de que tomó la identidad del otro (tendríamos que ver cuando, porque pudo haber estado entre quince y veinte años sin saber siquiera como se llamaba, según las fechas uruguayistas), y entonces allí el hijo de Escayola NN o Jacinto, se convirtió en Carlos Gardel. No se sabe muy bien cuando nació el cantor, ni cuando desapareció el otro. En este sentido se han dicho cientos de cosas, por lo común, desacertadas. Hay sobrados elementos para sostener que esta postura es totalmente FALSA.

Sin embargo, eso lo iré demostrando en los próximos capítulos. 

4. PROBLEMAS LÓGICOS DE AMBAS TEORÍAS

Ambas teorías tienen el mismo error conceptual encerrado en sus propias formulaciones carentes de sentido lógico: si Gardel cambió su identidad por el tema de la guerra a tenor de evitar represalias de las autoridades francesas, ¿qué sentido tendría declarar la verdad de que nació en Francia, cuando redactó su testamento? A su vez, lo mismo puede apuntarse  de la posición uruguaya: si todo el sentido de la historia era esconder al chico, y evitar que se declarara tacuaremboense y darle la identidad de otro, ¿qué necesidad tendría Gardel de decir la verdad, si el objetivo principal era ocultar la historia en vez de develarla?

La respuesta a la primera pregunta la tengo y la iré trabajando respecto a la revisión crítica de la posición francesa, a la que considero que le asiste una verdad histórica de fondo, más de no forma. La teoría oficial de los seguidores de Defino, no puede responder de manera airosa mi pregunta anterior. Por lo tanto, la teoría debe ser necesariamente modificada para que el sentido expositivo del relato histórico que re-crea un fenómeno verdadero dado en el plano de los fenómenos de la vida existencial, sea lógicamente impecable.

Con respecto a las garrafales fallas lógicas y a la peligrosa falta de material sustancial probatorio de la leyenda uruguaya, también desnudaré sus enormes, y en algunos casos, increíbles falencias. Pongamos como ejemplo el siguiente, tomado al azar del padre de la cosa: decía AVLIS que Gardel nació el 21 de noviembre de 1881. Bien: entonces ¿por qué nos dice que no pudo corroborar el nacimiento de Gardel en las actas parroquiales de los parajes cercanos a Tacuarembó en 1885?. Si quisiéramos evitar la idea de considerar esa investigación un absurdo absoluto, debería suponerse de que AVLIS no estaba muy convencido de la fecha que afirmaba tener sobradamente probada (lo que en AVLIS constituiría toda una contradicción o un sin sentido). Sus seguidores han recurrido a esta hipótesis de trabajo, habida cuenta de que lógicamente (para aquellos que no aseguran el año de nacimiento), era ésta la única capaz de salvar semejante descuido narrativo. Por eso, no aventuran  ninguna fecha y hablan de posibles tentativas sin nada concreto. Esto hace imposible el aval documental de rigor, y es utilizado como coartada para afirmar la liviandad material de la teoría, cargando la culpa de las incongruencias, a la carencia de fecha exacta y a la escasa documentación conservada o recopilada por los deficientes registros uruguayos. (No proceden con la misma vara, cuando suponen que el servicio migratorio argentino, tendría mayores referencias en esta margen del Plata) (Ya hablaré de la historia del buque “Dom Pedro” y de todas las triquiñuelas que han esbozado sin sustento ambos grupos discordantes).

Pero la falta de AVLIS, sigue siendo insalvable, si recordamos que a pesar de asegurarnos la fecha de nacimiento, no interpretaba lo mismo del lugar del suceso, puesto que deja abierta la puerta y nos dice que el cantor pudo haber nacido, tal vez, en Montevideo. De esta suerte, no tendría sentido la afirmación de una fecha exacta, ya que si su confidente (“aparentemente la madre de Leguisamo, la señora Doña Tomasa”, según AVLIS), fue su fuente irrebatible y le constaba el suceso del nacimiento para asegurar con tanta solvencia una fecha determinada, no es posible considerar que esa persona no tuviera noticia del lugar. Y si el lugar fue un paraje cercano a Tacuarembó, no tendría asidero sostener como AVLS lo hacía, que el cantor haya podido haber nacido en otra parte. A no ser que los uruguayistas sostengan que una persona pueda nacer dos veces en lugares distintos, o bien, que esos dos chicos que crió Bertha eran ambos uruguayos (se le caería aquí la versión acusadora contra la partida francesa, porque como mínimo había un francés), toda la premisa AVLISTICA, se desmorona sin ningún tipo de saldo favorable.   

 5. ESTRUCTURAS CONCEPTUALES PARA UNA PRECEPTIVA METODOLÓGICA  

Nada mejor que determinar las pruebas documentales que circulan. Aclaro que no todo testimonio es necesariamente documental ni por escrito; sólo que aquí vamos a establecer una prelación de elementos de prueba de características documentales (materiales susceptibles de corroboración corporal). La falta de sentido historiográfico y la diferenciación entre el concepto de testimonio como género y de  documento, escrito y tradición oral como especies de testimonio, ha dado lugar a grandes errores de interpretación en ambas teorías, principalmente en la francesa a la hora de rebatir los ataques uruguayistas. Ejemplo sencillo: testimonio es toda aquella huella que se nos presenta para conocer el pasado: los hay orales (lo que alguien le contó a AVLIS), o escritos: el libro de AVLIS. Si Magariños Pittaluga le dijo a AVLIS que Gardel era uruguayo, el testimonio no deja de ser oral, por más que AVLIS lo haya reproducido por escrito: lo que es testimonio escrito es el libro de AVLIS, más no el testimonio del emisor originante.

Por otra parte, cualquier reproducción de un reportaje, es una prueba oral documentada por un cronista. Es escrito el diario, desde que el periodista lo publica, más la fuente no deja de ser oral. Ej: el reportaje que los francesistas esconden adrede, donde un reportero escribió que Gardel le dijo que era uruguayo. (En otra parte, demostraremos la inconsistencia de esa nota, más es un atropello a la razón, tirar el reportaje a la basura o negar que se haya publicado, como suelen hacer los francesistas). Más no lo es, si el cronista narra lo que vio; o le suma una foto que tomó. Aquí ya tenemos una prueba corporal, gráfica o fotográfica. Así hay que analizar cada prueba, para establecer un orden de importancia a la hora de decidir que prueba sería la más aceitada para reconstruir el tiempo pretérito.

Diferente es la tradición oral; y diferente es la deformación de ésta en fábula o leyenda. No deja de ser interesante como una tradición oral auténtica pero inverosímil, devino en la leyenda uruguayista, más eso lo dejo para otra ocasión. Tradición oral, es la enseñanza que se nos transmite verbalmente y que no debe desestimarse porque gran parte de la cultura (en realidad todo, desde el punto de vista antropológico) es producto de lo que a través del lenguaje oral o escrito, le lega una generación a la otra. Por lo tanto, la oralidad constituye  gran parte de nuestra cultura: ejemplo aplicado: mi abuela me decía que vio a Gardel en el teatro y este al saludarla le dijo que era parecida a Doña Bertha, su madre”. (No es una forma de expresar, sino una vivencia que me narró mi abuela quien vio cantar a Gardel en el Cine “Porvenir” de Avellaneda, en 1930 y en 1933).

Los uruguayistas basan toda su investigación en este tipo de fuentes. Los francesistas lo desdeñan. Hago una observación en el punto como guía para interpretar y analizar las pruebas del tema en disputa: puede darse el caso de que no esté documentada materialmente la existencia de un cortometraje de Gardel cantando a dúo con Razzano. Más ha existido un testimonio oral. En este caso, la falta del cortometraje en sí misma, no es impedimento para que la tradición oral sea verdadera. O sea, no todo el pasado que no pueda ser testimoniado por un disco, una carta o una foto no quiere decir que no haya existido. El tango del gran músico uruguayo Mortet con letra del amigo oriental del cantor, Roberto Aubriot Barbosa, “El quiñielero”, es prueba de lo que digo. Nunca hubo de esa filmación siquiera un testimonio oral y apareció la película en el año 1995.  Más esto no debe hacernos perder de vista, que el testimonio oral, según las circunstancias, puede estar falto de rigurosidad. En efecto, decir que Gardel cantó en una película un tango en ruso, carece de verosimilitud. Y en cuanto a la comprobación de un natalicio, como en el caso que nos ocupa, parecería ser demasiado insuficiente para avalar la contingencia. Porque si bien es cierto que en muchas legislaciones el nacimiento de una persona puede testificarse por oralidad de quien dice haber visto al recién nacido, no alcanza ello para demostrar la identidad de la persona.

Y es aquí donde hace agua el barco uruguayista: si el hijo de Escayola (uno de muchos, casi cincuenta según los uruguayistas), era un NN, ¿cómo pudieron todas esas personas asociar al niño X, al que vieron alguna vez de chico, le perdieron el rastro toda la vida, y después dijeron que era el cantor que cantaba en el cine “Cuesta abajo”?. A no ser que le hayan rastreado durante treinta años con un satélite, encontrar respuesta a ello, es francamente imposible.      

Pues bien, hay documentos escritos: por ejemplo: las cartas de Gardel, o las actas francesas de nacimiento; y los hay no escritos, como puede ser una foto, un afiche, un disco. Ambos son testimonios documentales. Son objetos, cosas concretas, reales. Y no necesariamente son escritas, como puede ser un video con canciones de las películas. Son pruebas materiales, y no son ni necesariamente escritas, ni de índole legal. He visto casi como una mala costumbre reproducir a los neo-francesistas, el argumento de hablar de pruebas con verdadera fuerza jurídica, y ese tipo de apreciaciones valorativas de índole legal. Cualquier prueba legal, sea la que fuere, desde el acta del hospital de la Grave,  hasta las sentencias judiciales que declararon a Dona Bertha heredera de su hijo natural, debe ser sometida al mismo análisis crítico de las demás pruebas documentalmente materiales. No por ser la prueba adjetivada de legal, se convierte en si misma en verdadera. Los francesistas jamás reconocerían que la declaración legal de Gardel como uruguayo es verdadera. Y es una gran equivocación considerar apócrifa a la libreta o al pasaporte que Gardel llevaba consigo. Lo que es apócrifa es la declaración del cantor, más no el documento que fue tan válido como cualquier otro papel que Gardel haya tenido en su vida civil. Son tan legales la partida de nacimiento francesa, el testamento ológrafo y la libreta que tiene Bruno Cespi, donde consta que se declaró uruguayo. Lo importante es encontrar una explicación a esa serie de documentos dispares. Tampoco, como dice un uruguayista es apócrifo el testamento. A lo sumo, ellos deberán objetar lo que consideran una maniobra de Gardel, que no tendría asidero.

Si el francesismo sincera esta cuestión, la teoría uruguayista pasa a segundo plano, puesto que no podría haber excentricidades francesistas para que los contendientes tiren munición gruesa. Si uno diría por ejemplo esto:

a) existe una partida de nacimiento de un hijo de Bertha, llamado Charles Romuald Gardes, nacido en Toulouse el 11 de diciembre de 1890.

b) No está del todo claro el panorama documental del ingreso al país, más esto no quiere decir que no exista o haya existido; o haya sido perdido, extraviado o intencionalmente sustraído.

c) Existe documentación migratoria argentina sobre Gardel que data de un certificado de las autoridades locales de 1977, y el mismo debe ser considerado a la luz del examen crítico como cualquier otro documento.

d) Que hay suficiente documentación escolar y policial, para desbaratar las teorías de los dos Gardel. (Siempre todo lo que apareció hablada de un hijo de Bertha nacido en Toulouse y nunca otra cosa).

e) Tuvo que haber habido documentación de Gardel anterior a 1920 que desconocemos, pero podemos aseverar que existió puesto que viajó en el lustro 1915-1920 al Brasil en barco, a Chile en tren, y varias veces al Uruguay.    

f) Que en 1920 Gardel realizó un trámite de “blanqueo” declarándose uruguayo en Montevideo, para luego tramitar una cédula argentina con el mismo lema.

g) Que en 1920 y no antes, Gardel realizó este trámite. O sea, dos años después de la finalización de la contienda bélica, y casi cuatro años antes de volver a su país natal, en 1924.

h) Que a la luz de lo antedicho (y por otras tantas cosas más fuertes, que reservo para otro escrito), la teoría de Armando Defino de la guerra de 1914-1918, es a las claras insuficiente.

i) Que deberían existir otras explicaciones para fundar el cambio de documentación legal, considerando que naturalmente Gardel se declaró falsamente uruguayo.

j) Que el testamento, pone en su lugar ante cualquier eventualidad, la posibilidad legal de que Bertha, pudiera con su documentación francesa poder cobrar la herencia, en la medida que si no había testamento, no había posibilidad alguna de ser declarada judicialmente heredera, puesto que dados los instrumentos legales existentes, ella era madre de una persona nacida en Toulouse, mientras que el fallecido cantor tenía documentación argentina que decía que era uruguayo.  

k) Que debe tenerse presente –puesto que siempre se ha olvidado- pensar como jugaría  la rama paterno -filial de parientes franceses (tal vez hermanos), o supuestos hijos naturales, a la hora de abrir la sucesión de un personaje público.

L) Que recibida la herencia, entre Armando Defino y José Razzano, se inició una disputa muy grande por el patrimonio del cantor, que comenzó a zanjarse poco a poco, luego de la muerte de la señora Bertha Gardes.

m) Que la tesis uruguayista no ha aportado pruebas sobre la existencia de otra persona.

n) Que ante semejante carencia de fuentes históricas, han recurrido a la invención de dos personas en lugar de una (Fíjese el error conceptual de un libro de NELSON BAYARDO: “Dos rostros para Gardel”. ¿Que se colige de este título?. Los uruguayistas dirán, dos identidades para la misma persona. Falso, en definitiva la identidad fue similar porque uno tomó la de otro. A lo sumo eran dos personas con la misma identidad, pero no al revés. Por otra parte, puede pensarse que habría dos máscaras para la misma persona, y no dos personas, con el mismo nombre, como sostendría un francesista). Creo que los problemas lógicos han desvirtuado hasta la denominación de los títulos de las obras.

Ñ) Que la no suposición ficcional de los dos Gardel, y la carencia de pruebas documentales de la parte uruguayista, hace que esta teoría se sotenga solamente en irrisorios testimonios orales, y contradicciones lógicas a granel.

o) Que pueden tranquilamente desmontarse las falencias de la tradición oral uruguayista y los razonamientos desprendidos de ella, como la de suponer que por el dicho de una persona o por la fotografía tomada en algún lugar del Uruguay, como una escuelita (suponiendo que esa escuela es en el Uruguay, por los planos de un arquitecto o una claraboya en el techo, lo que no supongo ni supone este página) Gardel era uruguayo. O porque algún francesista declaró algo por error o aún mintiendo, esto dé crédito a la historia de AVLIS y sus partidarios y re-elaboradores actuales.

p) Que entonces queda por explicar, que del Gardel, nacido en Francia e hijo de Bertha, abunda documentación que lo liga a Francia, más aparece entre ella, documentación que él mismo hizo valer como uruguayo. El por qué de esta desarmonia será la explicación que salde cualquier tipo de dudas.

q) Que para ello será necesario reformular algunos (varios) puntos de la teoría oficial francesa. 

Esto es lo que debe hacerse y es lo que voy a hacer en futuros trabajos en este sitio y en los que estamos proyectando con Mario Valdéz para editar en prensa. Y todo aquel que diga, que poner en duda la teoría francesa oficial implica reconocer las burdas e inescrupulosas campañas editoriales uruguayas, solamente les puedo aconsejar que vuelvan a leer este escrito.                   

Actualizado ( Viernes, 20 de Agosto de 2010 19:48 )  

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